En plena era de amistades que se mantienen con WhatsApp de audio, Me Gusta en Facebook y comentarios en las instastories, a mi me pasa algo muy extraño: me encuentro con gente en la calle.
Personas en las que por alguna razón he estado pensando de forma recurrente, salen de mi cabeza y se materializan ahí, frente a mi. En el pasillo de las papas fritas en el supermercado. En la esquina de un parque al que llevé a mis hijas. En un vivero a unas cuadras de mi casa, aunque esta persona vive en otra ciudad hace años. Entre ramas, flores y hojas, nos saludamos y nos reímos. Y la conversación parte siempre igual: “he estado pensando en ti”.
¿Existe esa habilidad de poner en nuestro camino, de forma casual, a una persona que recurrentemente se pasea por nuestros pensamientos? A veces me imagino que en mi cabeza hay calles, con árboles, con plazas, con autos, donde la gente que quiero, habita.
Conversan, se escuchan, se evitan, esperan. Se pasean entre esas avenidas con sombra y los que aman la lluvia caminan bajado el agua, a veces no se mojan, o usan esa agua que cae como excusa para sentarse a tomar té. Habitan en este mundo interno y a veces se convierten en protagonistas de mis pensamientos por tanto tiempo, que salen de ahí y caminan por la realidad. Y así, nos encontramos.
Hace unos meses circula por mi cabeza la palabra multiversos. Desde mi absoluta ignorancia, entiendo que hay hipótesis que afirman que existen universos diferentes y que existen de forma simultánea. El multiverso comprende todo lo que existe físicamente: La totalidad del espacio y del tiempo, todas las formas de materia, energía y cantidad de movimiento, y las leyes físicas y constantes que las gobiernan. Es decir, son universos paralelos en los que nosotros habitamos, donde quizás esa persona en la que estuvimos pensando es protagonista de nuestra historia.
Es decir, ese amor imposible es una realidad en otro universo. Ese sentimiento de rechazo hacia alguien tiene razones que se entienden leyendo otro universo.
Es confuso y hermoso a la vez pensar que existimos a la vez en muchos planos. Es como mirarse en un espejo que se refleja con otro en nuestra espalda. Hay una infinidad de imágenes que se repiten y todas son reflejo, ninguna más real que la otra. Pienso en esos reflejos, en esos universos y en las casualidades.
Tiendo a romantizar conceptos, es mi mala costumbre como adicta al amor que soy. El multiverso le da justificación a esa extraña química que sentimos con alguien a quien hemos visto pocas veces. A las veces en que alguien muy cercano debe decir pocas palabras para darse a entender. A despertar de un sueño con la convicción que hay alguien que está muy cerca, pese a vernos poco. Es extraño despertar y recordar que conversamos con alguien a quien queremos, y tener una certeza loca que sí hablamos. ¿Les ha pasado? A mi me pasa mucho últimamente. Y no creo que sea el siguiente paso a declararme loca.
Desde hace meses que no creo en la casualidad. Creo en las certezas sin lógica. Creo en mi instinto. Creo que en un universo paralelo, esto tiene lógica.
Y creo que escribirlo empezando el 2019 es mi forma de entender un poco el enredo que siento en mi corazón. Encontrarse no es casualidad. Es un empujón de las circunstancias para que de una vez, todo tiemble y las convenciones exploten.