¿Habías escuchado sobre la apiterapia? Esta técnica terapéutica de la medicina complementaria utiliza el veneno de las abejas para obtener beneficios analgésicos, anti inflamatorios, fortalecimiento del sistema inmune y mejoras en el sistema circulatorio.
De forma controlada se usan la picaduras de abejas en diferentes partes del cuerpo, así los especialistas logran beneficiar a sus pacientes. La apitoxina de las abejas estimularía la producción de corticoides propios del organismo y proporcionaría mejor oxigenación de los lugares inflamados y mayor actividad circulatoria.
Cabe destacar que se utiliza desde hace miles de años en culturas como la egipcia y en la antigua china. Antiguamente, se aprovechaban sólo las propiedades de productos como la miel, polen y propóleo, hasta que recién en el siglo XIX se empezó a experimentar con el uso del veneno de las abejas. Fue en 1888, cuando el médico austriaco Phillip Terc estudió el uso del veneno de abejas en pacientes con enfermedades reumáticas, dando inicio a la apiterapia moderna.
He conocido a personas con artritis que se han visto beneficiadas con este tratamiento ya que disminuye el dolor y baja la inflamación de las articulaciones. Además el veneno de la abeja posee componentes neurotóxicos que aplicados en cantidades muy pequeñas ejercen una acción estimulante sobre la transmisión de los impulsos eléctricos a través del sistema nervioso.
Investigadores de la Universidad de Georgetown analizaron los más de 40 componentes del veneno de abejas y encontraron que la clave de su efectividad estaría en la melitina, que posee propiedades antiinflamatorias, siendo 100 veces más efectivo que los corticoides y sin sus efectos secundarios.
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