Si hay una verdura típica del verano, esa es el choclo. Durante esta temporada son infaltables las humitas, pastelera o choclo con mantequilla, todos acompañados con un tomate picado, ¡ñam!
La receta que les traigo el día de hoy tiene un significado muy especial para mi porque son los sentidos y los recuerdos los que me ayudan a lograr un óptimo resultado. Mi súper receta es el clásico pastel de choclo.
Me gusta mucho compartir con ustedes mis experiencias sobre la cocina tradicional, ya que para muchos resultan obvias, pero para otros no lo son. Incluso son sabores tan clásicos y que llevan años en nuestro paladar, que se hace más difícil y nos pone mas nerviosos cocinarlos.
Reconozco que no es mi plato favorito, de hecho antes no comía nunca y menos lo preparaba. Hasta que en una prueba de Master Chef fue mi primer acercamiento real con el pastel de choclo y lo mejor fue el resultado: plato destacado. ¡Felicidad máxima! Aprendí a preparar un plato que no me gustaba y que solo había probado 2 veces. Lo mejor es que en una actividad extra, tuve que ayudar a dos personas a preparar el pastel de choclo, ¡y nuevamente gané! Ahí me quedó claro que suerte no es. Por eso les digo que el aroma y los recuerdos en esta receta son mi arma secreta.
PASTEL DE CHOCLO
Ingredientes (para 6 porciones):
Para la pastelera:
- 8 choclos desgranados o 6 tazas de choclo desgranado
- ½ taza de leche
- ¼ taza de hojas de albahaca
- 1 cucharada de azúcar
- Sal
- Pimienta
Para el pino:
- ½ kilo de carne molida o picada (posta)
- 6 alitas de pollo
- 1 cebolla
- Pimienta
- Sal
- Comino
- Ají
- 3 huevos duros
- Pasas
- Aceitunas
Preparación:
Para la pastelera en una licuadora procesa el choclo junto con la albahaca. Vierte esta mezcla en una olla con un poco de aceite de oliva y cocina a fuego medio bajo. Agrega azúcar, sal, pimienta y de a poco la leche, cuando la mezcla vaya tomando cuerpo vas viendo si agregas más o menos leche.
En esta etapa está el secreto que me hizo ganar, el aroma. Cuando era chica iba de vacaciones al campo y mi tía preparaba como 2 veces por semana algo con choclo, recuerdo que me cargaba el olor que había en la cocina. Ese olor fue mi arma secreta, por lo mismo deben estar atentos. El proceso de cocción del choclo es lento, pero el resultado lo vale. Lo importante es que el choclo quede cocido en este punto e irá desprendiendo un aroma fuerte. Luego de eso cocina hasta que espese y apaga. Si quieres una pastelera suave y sin hollejos, pásala por un colador, el resultado es perfecto.
Mientras, puedes hacer el pino. Es tan simple, rápido y sabroso que siempre que cocino es inevitable probar unas cuantas cucharadas. Agrega un poco de aceite en un sartén, espera que tome temperatura y agrega la cebolla picada en cubos. Cocina a fuego bajo y agrega un poco de sal, esto ayuda a que la cebolla sude, es decir, que bote el agua de su interior y quede blandita. Ojo que no se debe quemar, si siempre te pasa esto un buen dato es agregar un poco de agua tibia, así queda bien.
Una vez transparente la cebolla agrega la carne, sal, pimienta, comino y ají. Estos últimos condimentos son infaltables en el clásico pino chileno. Cocina a fuego bajo hasta que la carne esté cocida y empiece a botar jugo. Retira. En este mismo sartén, para aprovechar los sabores de la carne, sella las alitas de pollo previamente condimentadas con sal y pimienta. Deben quedar bien doradas por todos lados. Reserva.
Llegó la hora de armar el pastel. En una fuente o pocillos individuales agrega el pino, luego 1 o 2 alitas de pollo por persona, ½ huevo duro trozado, aceitunas y pasas. Agrega la pastelera de choclo, espolvorea azúcar y gratina hasta que esté dorado.
¡Espero que disfruten igual que yo al preparar esta receta, que los haga viajar en sus recuerdos de la vida y tengan un resultado increíble!
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