El término afrodisíaco procede de la diosa Afrodita: divinidad griega del amor, la energía primaveral y la fecundidad. Estos alimentos, objetos o pociones estimularían y aumentarían la libido.
Muchas veces me han preguntado respecto a la efectividad de los afrodisíacos y hasta el momento mi respuesta no ha cambiado mucho. Y es que no hay evidencia científica contundente que demuestre su eficacia. Sin embargo, mientras creas que algo es afrodisíaco para ti; lo más probable es que lo sea…
Estos son los 7 Anti-Afrodisiacos más efectivos que incluyen conductas y hábitos que disminuirían la libido
Se trata de 7 grandes enemigos del deseo sexual. El identificarlos puede ser un paso importante para enfocarse en las soluciones.
Alta conflictividad y una mala relación fuera de la cama
Si bien es frecuente que la baja o discrepancias de deseo se presente incluso en parejas que se quieren mucho y se llevan bien, el caso contrario también ocurre. Parejas en las que predominan las discusiones, el mal manejo de los conflictos y que tienden a estar mejor cuando no están cerca, pocas veces sienten ganas de estar cerca en el ámbito sexual. En este caso podría ser una buena idea el mejorar la relación para mejorar el sexo. (Hay casos en los que la ecuación inversa también puede servir)
Esperar a que “me den ganas”
Si pensamos que el deseo tendría que invadirnos de forma espontánea sin hacer nada al respecto, mientras lavamos los calcetines con pelotitas o mientras vemos las noticias con pijama de polar, puede que se nos pase la vida esperando. En general, se suele sentir este deseo “espontáneo” al comienzo de las relaciones y por lo general mengua primero en las mujeres.
A medida que avanza la relación, no se suele sentir ese impulso libidinoso a priori de manera espontánea. Por lo tanto, es bastante común que este deje de ser el factor motivacional principal para tener sexo con nuestra pareja. Ahora los factores relacionales y emocionales cobran mayor relevancia y puede que la motivación vaya más por la línea de querer compartir un momento de conexión, expresar y recibir afecto, intimidad y placer con el otro, más no gatillado por una excitación espontánea e incontrolable.
Se considera absolutamente normal que hombres y mujeres—sobre todo quienes están en una relación de pareja estable— suelan tener encuentros sexuales sin la necesidad de un deseo sexual previo. Es bastante usual entonces que se acepte o inicie un acercamiento erótico desde un estado de relativa neutralidad, donde el deseo sería entendido como la disposición a entrar en dicho acercamiento.
Efectos secundarios de antidepresivos u otros medicamentos
Puntualmente el uso de antidepresivos en Chile el altísimo. Muchos de estos tienen efectos secundarios que afectan la esfera sexual. Sin embargo, es importante que esto se evalúe con el médico tratante y en ningún caso suspender el tratamiento o remplazarlo por otro sin consultar con un especialista.
Cansancio
En nuestra “sociedad del cansancio” este es uno de los mayores enemigos del deseo y no solo eso. Muchas veces también es un enemigo de las relaciones de pareja, de las amistades, de hacer deporte y del bienestar en general. A su vez, cultivar las relaciones, las amistades, hacer deporte y el bienestar en general, pueden ser un afrodisiaco altamente efectivo.
Sexo poco placentero
Por los motivos que sean, si nuestros encuentros sexuales son poco placenteros, se disminuye la probabilidad de que busquemos repetir dicha conducta. La información, estar abiertos a nuevos aprendizajes y la comunicación asertiva pueden ser de tremenda ayuda en este punto. ¡El placer es un derecho!
Raíz de azucena
Se dice que durante la Edad Media, los monjes y monjas comían de esta raíz para cumplir con sus votos de castidad. También se ha utilizado la flor de «nenúfar blanco», por parte de ermitaños y ascetas, con el fin de sobrellevar el celibato.
Otros
Dentro de esto punto vemos enemigos como: Trastornos hormonales (poco frecuentes y con estudios poco concluyentes), Mal manejo de las discrepancias en el deseo y/o gustos, Ansiedad de rendimiento, Pobre imagen corporal, Creencias limitantes o disfuncionales, Disfunciones Sexuales, sedentarismo, consumo de tabaco, alcohol y otras drogas.
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