La infidelidad es un de los motivos de consulta más frecuentes entre quienes buscan terapia. Históricamente aparece desde que existe la monogamia.
Si bien no hay una definición única y universal, podemos entenderla como el no cumplimiento del acuerdo (explícito o no) de exclusividad sexual y/o emocional, estableciendo un vínculo de corto o largo plazo, con un tercero.
Estos algunos mitos comunes al respecto, que es importante desafiar
Si vigilo a mi pareja, podré prevenir la infidelidad
¿Tu pareja te será infiel? Es menos probable si la relación es placentera, tu pareja goza de buena salud, los dos tienen una buena comunicación y el sexo es satisfactorio. Sin embargo, no hay garantía.
Algunas personas revisan el teléfono, el correo electrónico, mensajes de texto y las llamadas de su pareja. Hay veces que incluso usan geo localizadores. Aquí Sherlock Holmes es un niño de pecho… Sin embargo, si tu pareja va a tener una aventura, la puede tener de igual manera.
Es más, es probable que todas esas dinámicas de control, le generen más ganas de alejarse que de acercarse y se puede crear una profecía autocumplida. Por otro lado, y a menos que tengas vocación de detective, ¿es ese el tipo de vida que quieres vivir? ¿es ese el tipo de pareja que quieres ser?
Siempre se trata de sexo
Si bien el sexo puede ser el motor de muchas infidelidades, las motivaciones pueden ser muy diferentes, incluida la ira. Dentro de ellas están: La necesidad de demostrar que son atractiv@s, desead@s y deseables; la necesidad de afecto, de sentirse amad@, libre; y la necesidad de probar su autonomía y poder.
¿Puede haber infidelidad sin sexo? ¿Y cuándo se considera que sí es infidelidad? ¿Cuando se tocan? ¿Se besan? ¿Se acuestan? Hay veces en que pasa de todo y más sin que se involucren los genitales.
Siempre es mejor ser completamente honest@ y revelar la infidelidad a la pareja
Esto va a depender de los valores personales y de lo que alguien esté tratando de lograr. Si el objetivo es deshacerse de la culpa, suponiendo que ya se terminó la aventura sin daños colaterales, podría ser algo egoísta y que genere en el otro un sufrimiento innecesario.
Sin embargo, si ya se ha revelado o descubierto la infidelidad, generalmente es mejor reconocerlo, ya que las mentiras y el encubrimiento adicional pueden hacer que las cosas sean más complicadas y dolorosas.
Por otro lado, el hecho de darle a la pareja todos los detalles XXX de la aventura puede ser muy perturbador y hasta traumatizante, pudiendo alimentar fácilmente los pensamientos obsesivos. El que la persona que ha sido infiel esté dispuesta a entregar todo tipo de información, muchas veces es un factor de gran relevancia como parte del proceso de reparación. Sin embargo, el concretarlo puede jugar en contra.
Compartir información general sobre cuándo, dónde, con quién, cómo comenzó y quién más lo sabía, suele ser suficiente. Hay veces en que es mejor mantener algunos asuntos en secreto o dosificar la información, ya que, por ejemplo, tales revelaciones por parte de mujeres -en pareja con hombres- se asocian a un aumento de la probabilidad de violencia doméstica e incluso femicidio.
Hay veces que por sobre la verdad absoluta, podemos elegir no hacer sufrir al otro y/o cuidarnos y protegernos a nosotros mismos.
Si alguien es infiel una vez; lo seguirá siendo
Parece estar muy arraigada la creencia, de que, si alguien fue infiel una vez, volverá a serlo en el futuro. Como se dice en buen chileno: «Nace chicharra, muere cantando». Ante este panorama, tendríamos que ser muy ilusos para perdonar a él o la chicharra. Sin embargo, la suposición de que la infidelidad siempre se volverá a repetir, es simplemente eso; una suposición.
Es lo que se conoce como el mito de la reincidencia. Los hechos nos demuestran que existe un alto porcentaje de casos, en los que la persona que fue infiel, no vuelve a serlo nunca más. Existe un arrepentimiento genuino y se mantienen firmes al compromiso de no reincidir. Esto, generalmente se ha constatado, en las infidelidades accidentales u ocasionales, también conocidas como «canita al aire». Es decir; intercambios netamente sexuales, que ocurren de manera puntual, en determinadas circunstancias y asociados a la oportunidad.
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