Las fantasías sexuales son una forma más en la que podemos manifestar nuestra sexualidad. Las fantasías son representaciones mentales que construimos desde nuestra imaginación y que nos permiten explorar y jugar con nuestros propios límites.
Podemos fantasear con lo que nos genera culpa, pudor o vergüenza, con lo que no le contaríamos nunca a nadie, con lo que se escapa de la represión, con lo prohibido, lo intensamente placentero y con lo no realizable; ya que en el caso de llevar la fantasía a la realidad; deja de ser fantasía y puede perder toda la magia que nos permitimos mentalmente.Para muchas personas el fantasear resulta de gran utilidad porque les permite volar más allá de la realidad, potenciando y dando espacio al deseo, al placer y a la excitación, tanto en hombres como en mujeres.
Veamos un ejemplo: No es lo mismo fantasear durante la semana sobre el viernes en la noche e imaginar que es un momento para lavar ropa, planchar y estudiar/trabajar o que, por ejemplo, si sonara la alarma del auto del vecino, sería bueno ir a desinflarle las cuatro ruedas; a fantasear con juntarse con la pareja en un hotel de lujo, con sábanas blancas, mientras afuera hay una tormenta eléctrica y él o ella, viene saliendo de la ducha envuelt@ en una bata. Lo más probable, es que la realidad de tu viernes no sea tan glamorosa como te permite idealizar la fantasía, pero la anticipación y el deseo se verán bastante más favorecidos aquí, que si piensas en planchar o desinflar ruedas.
Hay parejas a las que les resulta particularmente erótico el hablar y compartir sus fantasías, así como hay otras que se sienten amenazadas o inseguras. Pero, lo cierto es que tus fantasías son tuyas y tienes todo el derecho de no compartirlas y de mantenerlas como lo que son: fantasías.
Te espero este jueves a las 20 horas en Cómplices los dos y continuamos con este tema.