Cuando alguien nos agrede, ofende, insulta o traiciona, pareciera ser que la inclinación más natural o “instintiva” es responder de forma negativa buscando igualar el daño. Otras respuestas frecuentes son el deseo de evitar a esa persona o buscar venganza.
El perdón puede ser el factor principal que nos permitiría responder de una forma distinta a las recién descritas. El perdón implica suprimir o mitigar nuestras motivaciones a evitar o vengarnos (motivaciones que generalmente se acompañan de rabia, decepción y hostilidad) e idealmente, remplazarlas por actitudes y conductas más positivas y benevolentes. El perdonar no es lo mismo que la reconciliación, ya que no implica necesariamente re-establecer la relación con el que nos ha dañado.
¿Qué significa perdonar?
Gracias a los estudios científicos y los aportes de la psicología positiva, hoy sabemos que la felicidad o el bienestar de las personas está determinado en un 50% por una predisposición genética, un 10% por las circunstancias (nivel socio económico, nivel socio cultural, salud, apariencia física, el trabajo que tienes o cuánta plata hay en tu cuenta corriente) y un 40% por las actividades intencionadas.
Estas últimas son conductas que podemos hacer con constancia, compromiso y consciencia y dentro de estas, una de gran importancia es aprender a perdonar. Aprender a perdonar nos libera de los hechos dolorosos del pasado y del resentimiento que nos quita energía vital. Al hacerlo dejamos de ser víctimas y podemos seguir avanzando con menos peso.
Junto a esto, hay una disminución de nuestras emociones negativas y un aumento en nuestra autoestima, optimismo y esperanzas. Es importante aclarar que el perdonar no implica permitir que la persona perdonada siga haciéndome daño o mantenerme en relaciones o dinámicas negativas. Es más, no necesitamos a esa persona que nos ha herido para perdonar. Es una decisión y proceso personal, en beneficio de la persona que perdona. Por ejemplo, alguien puede perdonar a su madre muerta, quien lo abandono en la infancia, sin tenerla presente.
¿Cómo perdonar?
Otra cosa que resulta fundamental, es diferenciar claramente el perdón del olvido, ya que, si creemos que son lo mismo, al no poder olvidar; no podremos perdonar. El recuerdo queda, pero el perdón y el tiempo, ayudan a que ese recuerdo duela cada vez menos.
Un primer paso para aprender a perdonar, puede ser mediante el ejercicio de valorar y apreciar el haber sido perdonados (propuesto por Sonja Lyubomirsky, en su libro “La ciencia de la felicidad”). Esto lo podemos hacer recordando una o más veces en que otra persona nos ha perdonado a nosotros; pensar en cómo nos manifestó ese perdón, en cual fue nuestra respuesta y como nos sentimos. ¿Qué beneficios obtuvo esa persona al perdonarte? ¿Qué consecuencias positivas tuvo ese perdón en ti? ¿Qué aprendiste de esa experiencia?
¿Qué opinas tú? Recuerda que puedes comentar con nosotros usando el hashtag #ComplicesFMDOS. De esto y más hablaremos este jueves en “Cómplices, Los Dos”, de 21:00 a 22:00 horas.
Rodrigo Jarpa es Magíster en Psicología Clínica, Doctor en Sexualidad Humana. Fundador & Docente, Academia de Psicología & Bienestar. Miembro de la American Association of Sexuality Educators, Counselors and Therapists.
Síguelo en su cuenta de Twitter: @rodrigojarpa
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