Much@s niñ@s han dejado de jugar con plastilina, hacer avioncitos de papel o jugar al “rin rin raja”. En vez de eso, están atrapados en las pantallas, mirando a sus ídolos o escuchando sus canciones, jugando a ser pequeños Daddy Yankees, perrear hasta abajo o moverse como Shakira.
El criticar lo anterior, puede sonar a simple moralina, pero la sobre erotización de la infancia tiene efectos concretos. La obsesión -sobre todo por parte de las niñas- respecto a la imagen, la moda, el maquillaje, el ser populares y parecerse a sus muñecas Barbie, se presenta cada vez en edades más tempranas. Todo lo anterior lo asocian al éxito, la felicidad y la aceptación social. ¿y quién no quiere eso?
La hiper-sexualización o sobre-erotización, se relaciona con dar un carácter sexual a un comportamiento o producto que no lo posee en si mismo. Niños y niñas pasan a ser objetos y sujetos de consumo. La imagen, el cuerpo y la ropa, pasa a ser lo más –por no decir lo único- importante, cultivando a la par un vacío interior que tarde o temprano pasa la cuenta. Existe una visión instrumental de la persona como objeto sexual, siendo valorada en función de su atractivo personal. Se asocia a la imposición de una sexualidad adulta a los niños, sobre todo a las niñas, que no están preparados ni emocional, ni psicológica ni físicamente para esto.
Se manifiesta en: tener poses, actitudes o hacer bailes seductores. Usar maquillaje o productos de belleza que las hacen verse como adultas. Vestirse con ropa “sexy” o de adultos, por ejemplo, niñas con minis, petos, sostenes, tangas, etc. Mostrar gran interés en temas relacionados a la sexualidad, pololeo, tener pareja, etc.
La American Psychological Assotiaton publicó en el año 2007 el informe “Report on the sexualization of girls”, donde señala que la sexualización de las niñas es altamente perjudicial para la salud infanto-juvenil. La erotización infantil es un predictor de futuros problemas psíquicos y físicos. Se ha visto una alta correlación con trastornos de la conducta alimentaria como anorexia y la bulimia, complejos estéticos e insatisfacción hacia el propio cuerpo, inicio temprano de relaciones sexuales, trastornos depresivos y ansiosos.
¿Qué podemos hacer al respecto?
Es fundamental que nos ocupemos de los estímulos a los que están expuestos nuestr@s niñ@s. Filtrar y poner límites en la medida de lo posible, así como generar conversaciones y diálogos cotidianos, que fomenten una mirada crítica; ya que no siempre podremos estar ahí y tampoco podemos tapar el sol con un dedo. Invitarlos a la reflexión respecto a dar demasiada importancia a los aspectos físicos de las personas.
Potenciar actividades donde se ponga énfasis a talentos, gustos o habilidades que vayan más allá de la apariencia física. Ser claro en los límites relativos a que cosas son de adultos y cuales son de niños. Por último, pero no menos importante; predicar con el ejemplo ya que lo que hacemos suena más fuerte que lo que decimos.
Si quieres saber más sobre el tema escucha “Cómplices, Los Dos” este jueves a las 21:00 horas.
Rodrigo Jarpa es Magíster en Psicología Clínica, Doctor en Sexualidad Humana. Fundador & Docente, Academia de Psicología & Bienestar. Miembro de la American Association of Sexuality Educators, Counselors and Therapists.
Síguelo en su cuenta de Twitter: @rodrigojarpa
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