Soy inviernista. A estas alturas eso es casi como declararse fan de un culto, pero sí, soy inviernista.
Espero esta estación del año, para poder decirlo fuerte: me encanta el frío. Me encanta abrigarme, me gusta que me abracen, que me protejan del viento, que tomemos el paraguas juntos y corramos entre medio de la lluvia. Sí, en mi cabeza se vive en una película romántica, pero por alguna extraña razón, estar muy abrigada, caminar torpemente entre las pozas de agua y andar con el frizz desatado, es algo que me queda MUY cómodo.
Amo el invierno. Amo que oscurezca temprano —me siento menos culpable brindando si es que está oscuro— me gusta que haga frío, amo la genialidad de la panty de polar debajo del pantalón, tomar té y café sin parar y empezar todas las comidas con una sopa. Me encanta que haya una excusa para abrazarse y decir que hace frío y que necesitas cariño.
Me gusta acostarme a ver tele, taparme bajo seis plumones, encender la estufa… esta es mi estación. Compartir sopaipillas, buscar cuál es la mejor de Santiago… Me encanta el invierno y quiero compartirlo con esa persona especial que ahora encontré. Veremos películas, lo sicopatearé desde la comodidad de mi auto, seré de las afortunadas que se abrazan debajo de la lluvia.
Me encanta esta estación, y quiero decir que al fin, en esta temporada, no hay que ser una tigresa sexual y se puede andar con una parka tipo saco de dormir y es socialmente aceptado. Soy inviernista y hoy, me creo la muerte, por el hecho que al fin, tengo con quien compartir mi invierno.