La semana pasada, mi gran amiga, socia y colega, Nerea De Ugarte, lanzó su campaña «La rebelión del cuerpo». En su manifiesto comienza por plantear que «la industria de la belleza, moda y dietas se ha encargado de hacernos sentir insuficientes e incompletas». Lo anterior conlleva consecuencias negativas no sólo para niñas y mujeres, sino que también para los hombres y nuestra sociedad en su totalidad. Pero hay una excepción, que tiene relación con todos aquellos que lucran y hacen tremendamente rentable, la inseguridad de las personas.
Las obligaciones recaen principalmente en las mujeres —aunque de forma creciente también en los hombres— y el valor fundamental que se promulga y vende es ser lo más parecida a los ideales de belleza que se les imponen. Lamentablemente no somos muy conscientes de lo anterior y nos vamos comprando ciertas ideas y productos, sin darnos cuenta de la libertad que vamos perdiendo y la esclavitud que perpetuamos. En esta oportunidad, quiero compartir contigo cierta información, con la intención de generar reflexión, una mirada crítica y una toma de consciencia que nos acerque —al menos— a no seguir un rebaño que la gran mayoría de las veces no necesitamos ni nos sirve.
Es triste ver cómo surgen visiones contrarias cuando se ponen temas como estos en la palestra, donde unos se atacan y otros se defienden. Aparecen palabras como feminazi y TODOS nos vamos tirando piedras sobre el propio tejado. Todos tenemos hijas, hermanas, amigas, madres, abuelas, ¿no te parece justo que tengamos los mismos derechos y oportunidades? ¿Es necesario que, para que valoremos el que otro ser humano tenga igualdad en derechos y oportunidades, tenga que ser nuestra hija, hermana, amiga, madre o abuela? ¿Tan mal estamos?
Algunas cifras
- El 47% de las niñas de nuestro país, se siente presionada a verse de determinada manera.
- Un 36% de las niñas en Chile dejan de hacer actividades que les gustan o de dar su opinión en público para no ser vistas, si no se sienten bien con su autoimagen.
- La violencia simbólica describe las relaciones sociales en las que el «dominador» ejerce alguna forma de violencia indirecta hacia los «dominados». Estos últimos no son conscientes de esto, pasando a ser «cómplices de la dominación a la que están sometidos» (Bordieu, 1994). El transmitir el mensaje ubicuo a las mujeres, de que sus cuerpos no son suficientemente buenos y de que necesitan hacer/cambiar/comprar algo para mejorarlos, es una forma de violencia simbólica.
- Los mandamientos a las superficies, se traducen por ejemplo en que, en Estados Unidos, a un 53% de las niñas de 13 años no les gusta su cuerpo y luego, a los 17 años ese porcentaje aumenta hasta un 78%. En el país de Trump, el número de cirugías estéticas en menores de 19 se triplicó entre 1997 y 2007, y las mujeres gastan significativamente más plata en alcanzar los ideales —irreales e inalcanzables— de belleza, que en su propia educación.
- Un ejemplo de «cosificación»: Vender a las mujeres desde niñas, la idea de que serán valoradas desde su posición de cosas sexualmente deseables y disponibles. Los efectos de la auto cosificación son depresión, monitoreo corporal constante, trastornos alimentarios, vergüenza, disminución de habilidades cognitivas, disfunciones sexuales, baja autoestima, menos eficacia política, competencia y rivalidad entre mujeres.
Aquí el video de la rebelión del cuerpo:
https://www.facebook.com/larebeliondelcuerpo/videos/503141160034331/
Recuerda que en el programa de esta semana seguiremos conversando sobre estos temas. Escúchanos este jueves en «Cómplices, Los Dos», de 20:00 a 21:00 horas. ¡Puedes comentar con nosotros usando el hashtag #ComplicesFMDOS!
Rodrigo Jarpa es Magíster en Psicología Clínica, Doctor en Sexualidad Humana. Fundador & Docente, Academia de Psicología & Bienestar. Miembro de la American Association of Sexuality Educators, Counselors and Therapists.
Síguelo en su cuenta de Twitter: @rodrigojarpa
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