Sin importar cuánto lo intentemos, es muy difícil escapar del estrés. Puede aparecer durante cualquier parte del día, ya sea mientras manejas, trabajas, vas al supermercado o cuando está con tu pareja.
Aunque no siempre podemos anticiparlo o evitarlo, podemos controlar cómo reaccionamos ante él. No hay ninguna razón para transferir tu estrés individual a tu pareja y causar un conflicto entre ustedes.
Las relaciones no siempre son fáciles y presentarán múltiples a lo largo del tiempo. Es importante reconocer las señales de que tu relación puede verse afectada por múltiples factores estresantes internos y externos. Aquí hay algunas señales a considerar.
Ambos están más distantes y menos comprometidos el uno con el otro
Cuando estás estresad @, no puedes pensar con claridad. Puedes arremeter contra tu pareja y ser muy despectiv@. Si tuviste un mal día en el trabajo y te siente abrumad@ por el estrés, es más probable que expreses sentimientos de irritabilidad/enojo, retraimiento y rechazo hacia tu pareja.
En ese momento, has permitido que el estrés de tu trabajo se extienda a tu relación. Este tipo de comportamiento negativo no permite una comunicación adecuada en pareja y puede dar lugar a discusiones innecesarias. Las habilidades de comunicación inadecuadas causadas por el estrés pueden conducir al distanciamiento.
Si notas que esto está sucediendo, retrocede un paso y analiza la situación. Averigua cuál es el factor principal estresante y trabaja con tu pareja para aliviar el estrés, de modo que las conversaciones negativas se vuelvan menos frecuentes.
El uso de apoyo indirecto, como organizar un panorama entretenido con tu pareja, puede ayudar a aliviar el estrés sin tratar directamente de eliminar el problema. Es común perder la sintonía con la pareja de vez en cuando, pero no permitas que llegue al extremo de dañar tu relación.
Hay una disminución en las relaciones sexuales
Cuando estás estresad@, tu mente está preocupada por lidiar con la situación que causó el estrés. Al lidiar con eso, te quita tiempo y energía para estar con tu pareja. Es razonable suponer que tener relaciones sexuales es lo último que tienes en mente.
Sin embargo, puede ser útil que le comuniques esto a tu pareja porque no puede leer tu mente. Al explicarle por qué no estás de humor, puede ayudar a empatizar contigo y a no sentirse insegur@ en la relación. Hazle saber que el declive sexual no es un reflejo de tu falta de amor o atracción.
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Eliminando el estrés el uno del otro
Los días malos son inevitables. Sin embargo, descargar tu enojo con tu pareja no es la solución. Esto puede hacer que descargues tu estrés personal con tu pareja, causando que ambos estén de mal humor. Gracias a la ciencia sabemos que las emociones se contagian. Ese mal humor puede llevar a quejas y peleas por las cosas más pequeñas e insignificantes.
También puede hacer que seas demasiado crític@ con tu pareja, lo que hará que se defienda, contraataque o se aleje. Cuando estamos bajo estrés, nuestro cerebro se fija en pensamientos y eventos negativos. No dejes que esos pensamientos y la negatividad tomen el control. Date cuenta cuando aparezcan, pero no permitas que ellos dirijan tus conductas.
La satisfacción en la relación está disminuyendo
A nadie le gusta estar rodeado de estrés y conflictos. La vida es demasiado corta para estar atrapado en una situación en la que te sientes constantemente miserable. Cuando el estrés se introduce continuamente en tu relación, puede ser mentalmente agotador y volver afectar negativamente tu nivel de satisfacción y compromiso. Si tú y tu pareja viven juntos, es probable que experimenten más factores estresantes.
Aquí es donde entra en juego la buena comunicación, ya que es necesario que converses con tu pareja sobre cómo te sientes en la relación. Una vez que se aborda el tema, es recomendable que como equipo, tomen medidas para mitigar la insatisfacción. Para esto les puede servir recordar que han hecho en el pasado, como pareja y que ha sido útil para la relación. Una vez que lo identifiquen, simplemente háganlo.