Es muy común que una relación pase por fases en las que uno o ambos, pierden el interés en el sexo. Con bastante frecuencia, hay parejas que consultan por esto. Hay veces en que llevan meses y algunas en que son años sin ningún tipo de relaciones erótico-sexuales.
Cuando esto no es problema para ninguno de los miembros de la relación, entonces no es problema. Sin embargo, la falta de sexo en una relación, por lo general se asocia a menores niveles de satisfacción con la pareja y deja al vinculo en una posición de mayor vulnerabilidas.
Cómo se explica
Esto puede deberse simplemente al hecho de que el interés sexual tiende a subir y bajar con el tiempo. No es inusual que las parejas tengan diferentes niveles de deseo en diferentes etapas de su relación.
También puede estar relacionado con problemas específicos en la relación o presiones externas de fuera de ella.
Hay muchas razones por las que tú o tu pareja pueden sentirse menos interesados en el sexo. Estas son algunas de la más comunes:
-Sentirse menos conectado de lo habitual. Quizás recientemente no hayan pasado tanto tiempo juntos o ese tiempo no haya sido de calidad. O tal vez sucedió algo en su relación que provocó una ruptura, una discusión o una infidelidad.
-Demasiado ocupados para tener tiempo para el sexo. Entre el trabajo, el cuidando de los niñ@s, mascotas u otros seres vivos o el tener que lidiar con otras presiones, puede disminuir significativamente el tiempo necesario para dedicar a la relación.
-Falta de conexión con la propia sexualidad y erotismo. Tal vez haya cosas sobre tu cuerpo o tu apariencia que no te gusten y esto te dificulte verte a ti mism@ de una manera positiva y sexual.
-Has tenido experiencias negativas con el sexo. Quizás hayas sido criticad@ por tu pareja en el pasado, tu vida sexual no era satisfactoria o creciste creyendo que el sexo es algo malo.
Revisa: Consentimiento sexual y sus principales características
-Altas expectativas y ansiedad de desempeño. Esto genera que la sola idea de tener relaciones sexuales te preocupe y te estrese. Por lo general cuando esto ocurre, las personas comienzan a evitarlas y entran en un circulo vicioso que puede ser difícil de romper.
Las preocupaciones y ansiedades también pueden desencadenarse al sentir que no se está teniendo tanto sexo como «debería», y pensar que todos los demás lo hacen mucho más que uno. La verdad, es que la cantidad «correcta» es, lo que funciona para ti y tu pareja, ni más ni menos.
-Mantener la creencia de que el sexo debe ser espontáneo y fluir de forma natural. Lo cierto es que para mantener una vida sexual activa en las relaciones estables y de largo plazo, muchas veces lo más efectivo es que el sexo sea premeditado, intencional y voluntario. Es muy común que, en una pareja, una persona tenga una libido más baja o más alta que la otra. O que una tenga una actitud más pasiva y la otra una más proactiva hacia la iniciativa sexual.
Del mismo modo, muchas personas no experimentan el deseo sexual espontáneo y descubren que este solo se activa después de que su pareja hace un avance. Hay veces en que podemos partir desde un estado de relativa neutralidad o sin estar muriéndonos de ganas, pero después de un rato y con los estímulos adecuados, podemos comenzar a excitarnos y es ahí cuando surge el deseo. También es importante considerar el entorno y el estado de ánimo para lograrlo.
-Los problemas de salud mental (incluido el estrés) o física pueden dificultar las cosas. A su vez, los efectos secundarios de muchos medicamentos y psicofármacos -como la mayoría de los antidepresivos- pueden incluir una baja importante en los niveles de deseo sexual.