El apocalypsing es un término que surgió tras la pandemia, tal vez porque ahora se ha observado con mayor frecuencia. Sin embargo, lo que etiqueta existe desde mucho antes. Es un concepto nuevo para referirse a un comportamiento en el plano sexo afectivo, más viejo que el hilo negro.
El apocalpysing se ha definido como vivir cada relación como si fuera la última y tomarse las cosas muy en serio con alguien a quien recién se está conociendo.
Estas son las principales características del apocalypsing y algunos de sus riesgos:
Son relaciones en las que una de las dos partes puede estar hablándole a la otra de matrimonio, diciéndole “te amo” o pensando en cómo se ven sus hijos, a las pocas horas o días de conocerse.
Son relaciones que para una de las dos personas son un sueño hecho realidad y la experimentan como si fuera la última posibilidad en la vida de tener una pareja.
En el apocalypsing se ponen todas las expectativas en esa persona y esa relación como si fuese la definitiva. Y si bien nunca podemos tener esa certeza, es más probable que nos equivoquemos, si pisamos el acelerador a fondo desde el inicio de un camino que no conocemos.
En este contexto, algunas personas tienden revelar en exceso sus detalles personales y emocionales en las primeras etapas de la relación. Esto puede incluir compartir traumas emocionales, preocupaciones existenciales o aspectos íntimos que incluso algunos jamás compartirían.
Al entrar en esta dinámica se corre el riesgo de sobrecargar a la otra persona, generar incomodidad o incluso espantarla.
Es más frecuente que se dé en personas que regularmente se vinculan así al iniciar una relación. Muchas veces pasando desde la idealización absoluta, donde el otro es perfecto, a la devaluación. También se da más en personas a las que les cuesta vincularse y que han tenido pocas o ninguna relación en el pasado. Esto se puede deber a características de personalidad, pero también puede estar asociado a las dificultades prácticas de interacción social que vivimos durante la pandemia.
Al inicio de las relaciones, en la etapa de enamoramiento, todas las personas idealizan en mayor o menor grado a la pareja. Sin embargo, si caemos en el extremo, puede que pasemos por alto situaciones o comportamientos que no queremos para nuestra vida. La idealización extrema puede hacernos seguir adelante con la relación y obsesionarnos con que funcione. Este hecho puede llevarnos a ignorar nuestras propias necesidades y valores personales. Después de todo, ¿Quién no se aferraría a lo perfecto una vez que lo ha encontrado?. La trampa es que lo perfecto no existe, porque somos todos humanos.
¡Sigue a Rodrigo Jarpa aquí!