La inteligencia emocional se relaciona con la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones interpersonales.
Uno de los entornos donde es imprescindible que se desarrollen las competencias emocionales es en la familia. Diferentes estudios demuestran que las relaciones interpersonales familiares, son uno de los factores predictivos del bienestar emocional y de la felicidad.
Los padres/madres pueden ser un referente para ayudar a desarrollar las competencias emocionales en sus hijos. Lo primero es comenzar por uno mismo; padres y madres son los primeros que debiesen desarrollar su inteligencia emocional.
El primer paso para esto, es tomar consciencia de nuestras emociones y aceptarlas plenamente. Para empezar este camino, podemos conectarnos varias veces al día con nosotros mismo y tomar consciencia de que estamos sintiendo en ese momento. Una buena manera de comenzar a trabajar nuestra consciencia emocional puede ser respondiendo lo siguiente: ¿Cómo me siento? ¿qué estoy sintiendo? ¿cómo estoy manifestando lo que estoy sintiendo?
El siguiente paso es ayudar a nuestros hijos a detectar que y como se sienten. Cuanto antes se comience a hacer esto, mucho mejor. Cualquier situación de la vida cotidiana es buena para practicar y desarrollar la consciencia emocional.
Es positivo que presten atención a sus emociones y en ese momento enseñarles a ponerles nombre. Una manera efectiva de hacerlo es a través de nuestro ejemplo. Así, es importante verbalicemos nuestros propios sentimientos, para aportar y ampliar el vocabulario emocional de ell@s.
También es importante ayudarles a buscar la causa que les ha generado la emoción, encontrar la mejor forma de expresarla e identificar los gestos relacionados con cada una de las emociones. Hay que destacar que todas las emociones son válidas y legítimas, por lo tanto, es necesario aceptarlas.
Sin embargo, el comportamiento automático derivado de algunas de ellas, no siempre es adecuado. La impulsividad puede ser un peligro. Es importante que aprendan a diferenciar entre estar enojado (totalmente legítimo) y pegarle a alguien por sentir esa emoción (impulsividad).
Algunas actividades que se podemos realizar con ell@s son:
- Dibujar juntos caras que expresen distintas emociones, pegarlas en algún lugar de la casa y servir para que identifiquen la emoción que estén sintiendo.
- Con adolescente se puede trabajar el “diario emocional”, animándolos a que cuando hayan vivido alguna situación, anoten como se sienten, por qué y si creen que es necesario cambiar la expresión de la emoción (en el caso que sea necesario).
- Jugar a imitar distintas emociones. Esto se puede hacer frente a un espejo para ver los cambios en ellos y en el adulto.
- Ante algún suceso que sea importante para ellos, ayudarles a conectar con la emoción que sienten en ese momento, ponerle nombre y detectar el porqué de ese sentimiento.
En el programa de esta semana seguiremos conversando sobre el tema. Escúchanos este jueves en “Cómplices, Los Dos”, de 21:00 a 22:00 horas. ¡Puedes comentar con nosotros usando el hashtag #CómplicesLosDos!
Rodrigo Jarpa es Magíster en Psicología Clínica, Doctor en Sexualidad Humana. Fundador & Docente, Academia de Psicología & Bienestar. Miembro de la American Association of Sexuality Educators, Counselors and Therapists.
Síguelo en su cuenta de Twitter: @rodrigojarpa
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