Las crisis pueden ser entendidas como estados temporales de desorganización, en los que nos vemos incapacitados de manejar situaciones particulares, usando las estrategias o herramientas de solución que habitualmente utilizamos. Existe el potencial de obtener un resultado radicalmente positivo o negativo. Muchas veces nos enfrentan a no encontrar una explicación a nuestra experiencia que nos ayude a mantener la imagen consciente y positiva de nosotros mismos (individualmente o como pareja).
¿Qué son las crisis normativas?
Las crisis normativas son aquellas crisis esperables en el ciclo de vida de una persona, pareja o familia. El aceptar y superar las crisis de la mejor manera posible dan pie a la superación, el crecimiento y desarrollo. Las crisis pueden llevar a cambios permanentes o temporales y se relacionan con las distintas etapas del ciclo vital, cambios psicosociales y biológicos.
Algunas de estas son:
1. La crisis de la realidad o del fin del encantamiento:
Una vez que decanta la dopamina, el revoloteo de mariposas estomacales, la idealización y todo lo que creamos que es el enamoramiento, comenzamos a ver al otro con todas sus virtudes, pero a la vez con todos sus defectos. Incluso puede que algunas cosas que, al principio de la relación cuando nos estábamos conociendo, nos parecían geniales, ahora nos comiencen a molestar. La luna de miel ha terminado y si bien en un comienzo el amor es ciego, el matrimonio o el tiempo le devuelven la vista. Generalmente la pasión también comienza a disminuir y ese deseo que parecía ser tan espontáneo, ahora hay que comenzar a construirlo y mantenerlo.
2. El nacimiento del primer hijo:
Durante los primeros tres años después del nacimiento de un hijo, dos tercios de los padres viven una baja significativa en la calidad de su relación de pareja. Si bien es una experiencia que puede estar llena de alegrías, esta revolución copernicana generalmente se acompaña de estrés, mal dormir, irritabilidad y desmedro de la vida sexual.
3. La crisis del nido vacío:
Prefiero hablar de la crisis del nido vacío más que de síndrome. Esta fase alude a una etapa evolutiva en la que las parejas que han sido padres vuelven a quedar ellos solos, ya que los «pollos» (hijos) han abandonado el nido. Actualmente ese abandono es cada vez más tardío por lo que no son unos pajaritos los que se van (independiente de que algunos puedan ser bien pollos). Esto implica un desequilibrio al estado previo pero no siempre podemos hablar de Síndrome del nido vacío, que estaría asociado a síntomas físicos y emocionales negativos.
4. La comezón del séptimo año:
Aquí no podemos hablar de una crisis normativa propiamente tal, ya que se relaciona más que nada con el folklore popular, pero sí se sabe que tiene cierta frecuencia y características comunes. Estadísticamente, muchos de los matrimonios que terminan en divorcio duran alrededor de 7 años. Se asocia a su vez a un aumento de infidelidades o relaciones extramaritales durante ese periodo. El concepto tiene su origen en una frase de una obra de teatro escrita por George Axelrod, presentada en Nueva York en 1952. Tres años más tarde se hizo película, con la participación de Marilyn Monroe. Alguna vez escuché que la comezón del séptimo año se asociaba a que en ese periodo comenzaban a fallar los electrodomésticos que las parejas recibían para el matrimonio. El estrés y frustración asociado a esto aumentaría la irritabilidad y los conflictos. Tal vez eso pueda ser aplicable ahora, pero estoy seguro de que, en 1952, los electrodomésticos los hacían para durar mucho más que 7 años.
El cómo se resuelvan las crisis va a depender de distintos factores como: la gravedad del suceso precipitante, los recursos y fortalezas del individuo y la pareja, así como de los recursos y apoyo social con que se cuenta. El entender que muchas crisis son esperables y transitorias, y verlas como un reto más que como una perdida, puede ser de gran utilidad.
Para los chinos, crisis (weiji) se compone de dos caracteres que significan peligro y oportunidad. Las derivaciones de la palabra griega indican que la crisis es a la vez decisión, discernimiento, así como también un momento crucial durante el que habrá un cambio para mejorar o empeorar (Lidell & Scout, 1968). El resultado depende en gran parte de quién se hace responsable y protagonista en la solución, teniendo claridad en sus objetivos y lo que valora.
Recuerda que en el programa de esta semana seguiremos conversando sobre estos temas. Escúchanos este jueves en «Cómplices, Los Dos», de 20:00 a 21:00 horas. ¡Puedes comentar con nosotros usando el hashtag #ComplicesFMDOS!
Rodrigo Jarpa es Magíster en Psicología Clínica, Doctor en Sexualidad Humana. Fundador & Docente, Academia de Psicología & Bienestar. Miembro de la American Association of Sexuality Educators, Counselors and Therapists.
Síguelo en su cuenta de Twitter: @rodrigojarpa
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