Partiendo de la base de que existen distintos tipos de infidelidades, así como infinitas formas de vivenciarlas, no es nada fácil dar reglas o indicaciones generales. De todas formas, hay algunas ideas que es importante aclarar y varias preguntas que hay que responder.
El terremoto emocional que generalmente genera una infidelidad, tiene relación con un golpe bajo a los cimientos de la pareja y a la confianza en el otro. Para la mayoría de las personas es una experiencia muy dolorosa y difícil de superar, pero no imposible.
Si has sido “victima” de una infidelidad lo primero que te recomiendo hacer; es que te preguntes si es que quieres seguir o no con tu pareja. Puede que la respuesta no sea fácil ni inmediata, puede que a ratos quieras asesinarl@ y luego abrazarl@, cortarlo en pedacitos y después desearl@ como hace tiempo no te pasaba y puede que sientas que quieres seguir adelante pero que te cuestiones de si podrás algún día perdonarl@.
Para responder a esta pregunta es importante que te tomes tu tiempo y que las emociones decanten un poco. Puede que para esto te sirva el que se separen por un tiempo o si esto no es factible, acordar cierta distancia que te permita tener un poco mas de claridad.
Independiente de la decisión que tomes (de seguir o no con tu pareja) y sin invalidar el sufrimiento vivido; intenta perdonar. El odio, el dolor y las ganas de venganza son piedras demasiado pesadas, que atentan contra tu propio bienestar y tranquilidad.
Si decides seguir con tu pareja, es muy necesaria una petición de perdón clara y explicita por parte del otro, donde ambos asuman el compromiso de que no se volverá a buscar en un tercero, lo que no encuentro en la relación con mi pareja o conmigo mismo.
Muchas personas al enterarse de la infidelidad, comienzan con una especie de interrogatorio morboso, con el que buscan desesperadamente diluir todos los espacios de los que han sido excluid@s y hacer desaparecer las complicidades con el tercero. ¿Cuántas veces? ¿Qué hicieron? ¿Cómo era en la cama? ¿Estuviste con ella en este lugar? Esto es absolutamente entendible y hasta cierto punto necesario, pero tiene que llegar a un final. El seguir con el interrogatorio no permite avanzar y sigue trayendo permanentemente el pasado al presente con toda la carga emocional pegoteada.
Otra cosa que resulta fundamental, es diferenciar claramente el perdón del olvido, ya que si creemos que son lo mismo, al no poder olvidar; no podremos perdonar.
El perdonar implica optar libremente por asumir los costos ya que los beneficios serán mayores y no guardar la infidelidad perdonada como un misil de guerra presente de por vida, dejando de lado el castigo eterno justificado por un “no creas que se me ha olvidado…”. Si perdonas hazlo por ti; no por ser buena onda con el otro!
La confianza, al igual que el perdón, también implica una decisión personal. El pretender que el otro nos este demostrando permanentemente su fidelidad o el transformarte en una especie de detective privado para sentirte segur@, es impracticable y por sobre todo; insufrible.
Las parejas que se fortalecen, se redescubren y construyen una relación incluso mejor a la que tenían, se hacen preguntas como estas:
¿Qué significó esto para ti? ¿Qué encontrabas ahí que nosotros ya no teníamos? ¿Qué valoras de nosotros? ¿Qué tipo de relación te gustaría que tuviéramos?
Te espero este jueves a las 20 en Cómplices los dos, para seguir conversando acerca de este tema ¡Nos seguimos leyendo!
Sigue a @rodrigojarpa