¿Por qué hablo de “sobrevivir” a las vacaciones en pareja? ¿No debiese ser una instancia de relajo, placer y conexión?
Puede que ese sea el ideal de muchos, pero lo cierto, es que para muchas parejas no suele ser el caso. De hecho, se ha observado que las separaciones y quiebres aumentan después de las vacaciones, así como las visitas a terapeutas de pareja y abogados.
Los conflictos forman parte del estar en pareja. Al estar de vacaciones y tener que convivir e interactuar 24/7 con el otro, aumentan las probabilidades de discusión o conflicto. También puede ocurrir que ciertas dificultades que no habíamos enfrentado durante el año, tapadas por la rutina, el trabajo y otras responsabilidades, ahora se hagan manifiestas.
Para que no termines en mi consulta o la de algún colega en marzo, ni tampoco visitando a un abogado para firmar los papeles del divorcio, estas son algunas sugerencias que podrían resultar de utilidad:
Bajar las expectativas
La idealización de las vacaciones y las creencias de que deberíamos/tendríamos que disfrutar y llevarnos mejor que nunca, nos pueden terminar jugando en contra. Esto, sobre todo, si es que nos lo imponemos como algo que tiene que ocurrir y que, si no es así, significaría que estamos profunda o irremediablemente mal.
Saber que espera el otro
El conocimiento es poder y en este caso, el saber qué es lo que mi pareja espera de las vacaciones, nos puede ayudar a prevenir conflictos o malos ratos. Por ejemplo, puede que, si nos vamos a la playa, yo tenga pensado aprovechar de dormir lo más que pueda y en las noches salir hasta tarde y ver a amistades que no habíamos visto durante el año…pero mi pareja puede tener en mente aprovechar al máximo durante el día para estar en la playa, hacer deporte y en las noches descansar o estar con la familia. Ante esto es importante que nos coordinemos, llegando a acuerdos y mientras antes sepa que es lo que espera el otro, antes podemos comenzar a “negociar”.
Turnos para decidir
¿Dónde almorzamos? ¿Dónde comemos? ¿bajamos ahora a la playa o más rato? ¿quieres dormir o ver una película? Estas preguntas pueden ser hechas con la mejor intención, siendo muy considerados con el otro. Puede que no generen conflicto alguno o que, lleven a preguntarnos ¡¿Por qué tengo que decidirlo todo yo?! El equilibrar la toma de decisiones, permite hacernos cargo, mostrarnos proactivos e interesados, así como aceptar la influencia del otro.
Respetar y facilitar los tiempos individuales
Hay un dicho que dice: “ni tan cerca que te queme, ni tan lejos que te hiele”. Puede que durante las vacaciones existan momentos en que tu o tu pareja quieran estar más cerca y otros en los que sientan la necesidad de alejarse, recobrando la sensación de autonomía. Es importante que los respetemos y facilitemos, tanto en nuestra pareja como en nosotros.