Esta no es una tarea fácil. Algunos pre-requisitos para aumentar las probabilidades de éxito son los siguientes:
- Es importante estar emocionalmente conectados. Esto implica abrirme a mis propias emociones y a las de mi pareja.
- Es importante haber explorado las emociones ligadas al conflicto. Reconocer que es lo que estoy sintiendo, más que por qué lo estoy sintiendo.
- Es importante haber compartido las necesidades específicas de cada uno respecto al conflicto.
- Es importante estar atentos a emociones intensas que pueden dificultar el dialogo. En ese caso el tomar un tiempo fuera puede ser de tremenda ayuda.
- Es importante que ambos hayan identificado los valores que están implicados en la situación de conflicto. Los valores apuntan al tipo de persona que quiero ser en la vida y que es lo realmente importante para mí. Junto a esto es fundamental tener claridad respecto a que valores quiero que estén presentes al resolver los conflictos. ¿qué tipo de relación quiero tener? ¿cómo quiero que nos tratemos cuando negociamos nuestras necesidades? Por ejemplo, puede ser importante para mí ser cariñoso, comprensivo y respetuoso. El tener claridad respecto a los valores y que estos sean la guía de nuestras conductas es esencial.
Ahora podemos pasar a la fase de “lluvia de ideas”. El objetivo es que, por turnos, se propongan soluciones que consideren las necesidades de ambos para un conflicto especifico. Dentro de las reglas está el que no se pueden criticar las soluciones propuestas y mientras más ideas mejor.
A partir de las ideas obtenidas en la lluvia, podemos negociar. Por ejemplo podemos acordar lo siguiente:
- Esta vez lo hacemos a mi manera y la próxima a la tuya.
- A mi manera cuando yo lo hago y a tu manera cuando lo haces tú.
- Si tú haces esto por mí, yo hago esto otro por ti.
- Mezclemos parte de lo que quiere uno con parte de lo que quiere otro.
- Probemos mi idea una semana y si no te gusta, volvemos a la manera anterior.
La idea es que cada uno obtenga algo de lo que necesita. Es importante ver las necesidades del otro como válidas e importantes.Por último, puede que no todos los acuerdos vayan a resul
tar. Es recomendable entonces anticiparse a eso y tener un plan sobre qué hacer para cuidar las necesidades de cada uno. Para esto es importante tener clara la necesidad central de cada uno y hacerlo sin culpar al otro.
Veamos algunos ejemplos: Ignacia está preocupada porque Raúl está gastando mucha plata y acuerdan ahorrar para un fondo común todos los meses. Ignacia plantea: “es muy importante para mí que ahorremos para un crédito en vez de que cada mes gastemos más de lo que tenemos. Si nuestra idea del ahorro mensual no funciona, voy a comenzar a depositar mi sueldo en una cuenta separada.”
Laura se queja de que recibe poca ayuda de Sofía con el aseo de la casa. Han acordado destinar dos horas todos los domingos para trabajar juntas en eso. Laura plantea: “tengo todas las esperanzas de que nuestro acuerdo funcione, pero si no fuera así, voy a contratar a alguien para que nos ayude y le vamos a pagar a medias”
Hay muchos conflictos que son perpetuos. Más importante que si un acuerdo funciona o no, es la experiencia de compartir nuestras necesidades y dolores, construyendo la confianza de que los conflictos los podemos enfrentar juntos como pareja.
Si quieres saber más sobre el tema escucha “Cómplices, Los Dos” todos los jueves a las 19:00 horas.
Rodrigo Jarpa es Magíster en Psicología Clínica, Doctor en Sexualidad Humana. Fundador & Docente, Academia de Psicología & Bienestar. Miembro de la American Association of Sexuality Educators, Counselors and Therapists.
Síguelo en su cuenta de Twitter: @rodrigojarpa
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