Como en prácticamente todos los ámbitos de la mente y el comportamiento humano, aquí tampoco existe una receta universal válida y aplicable a todos.
El proverbio español de «un clavo saca a otro clavo», puede ser verdadero para algunos y un desastre para otros. Veamos los pros y los contras de esto:
- En términos generales, si el quiebre ha sido duro y hay mucho sufrimiento asociado a la pérdida, otro clavo puede funcionar a modo de aspirina, pomada o algo que ayude a evitar el dolor, pero no permite elaborar e integrar la experiencia.
- Mientras más duro ha sido el quiebre, las probabilidades de que la relación con el nuevo «clavo» perdure en el tiempo disminuyen considerablemente. Si las emociones negativas abundan después del quiebre (cosa absolutamente entendible y esperable) es poco probable que se pueda establecer una relación positiva.
- Al pasar rápidamente de una relación a otra, sin detenerte y darte cuenta de lo que pasó, de qué podrías haber hecho distinto y de qué cosas no quieres seguir repitiendo, es probable que lleves a tus relaciones futuras las mismas piedras con las que has tropezado en el pasado.
- Sin embargo, hay estudios que afirman que las personas que se emparejan rápidamente después de un quiebre, se recuperan de mejor manera y son más felices que los que guardan el luto. Lamentablemente el estudio no es longitudinal, por lo tanto, no se sabe qué ocurre en el mediano y largo plazo con esta solución cortoplacista.
¿Qué opinas sobre este tema? Seguiremos conversando este jueves en «Cómplices, Los Dos», de 20:00 a 21:00 horas. ¡Puedes comentar con nosotros usando el hashtag #ComplicesFMDOS!
Rodrigo Jarpa es Magíster en Psicología Clínica, Doctor en Sexualidad Humana. Fundador & Docente, Academia de Psicología & Bienestar. Miembro de la American Association of Sexuality Educators, Counselors and Therapists.
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