Estoy enojada con la Gala de Viña. Más allá de los errores técnicos, de las fallas de sonido, de lo lenta que se hacía a ratos, de los invitados inexplicables a veces y la falta de la tribu farandulera, me molesta que en este Festival, no estén leyendo los tiempos que vivimos y no se hagan cargo de lo importante que es en cuanto a temas de conversación para los medios.
Es una gala que trató de ser políticamente correcta, pero que queda con dos tremendas faltas: una, lo de Fran García Huidobro y el “Bonetagate”. Y lo otro, la lectura de los tiempos que vivimos, y la deuda en cuanto a diversidad en la Alfombra Roja.
Parto por la falta de diversidad, para tomar vuelito. El Festival de Viña es de mis eventos favoritos, siempre. Si Chile fuera un curso de colegio, el Festival es nuestra semana del colegio. Estamos todos en la misma alianza.
Está la reina del curso, que es la animadora. Está el rey, que es el conductor. Este año, no desfilaron por la Alfombra Roja parejas que fueran una declaración de algo. No hubo compromiso ni contenido. No hubo un momento emblemático, más allá del BonetaGate.
No hubo una pareja LGBTI que nos hiciera celebrar el amor “diverso”. La única pareja “distinta” fue Di Mondo y su novio, caricaturizando al mundo gay como el excéntrico y el pololo. ¿No hay más parejas diversas que nos muestren su amor en la Gala? ¿Cuándo va a desfilar una pareja de mujeres gay?
¿Por qué no estaba María Jimena Pereyra con Tania, para usar ese momento de alto rating nacional y condenar como país el ataque lesbofóbico a Carolina en Pudahuel? ¿Quién es tan corto de vista con el mundo en que vivimos? Queremos ver parejas reales. Amparo Noguera, guapísima como nunca, desfila separada de Marcelo Alonso. ¿Por qué? Esa ficción de parejas de tele sobre parejas reales me VIOLENTA.
Conocemos a quien ama cada uno por redes, pero por razones de tele no podemos verlos juntos. Aplaudo a Diana y Cristián, Julián y Daniela, Ivette y Fernando. Juntos en la vida real y juntos en la alfombra roja. ¿Por qué no mostrar historias de amor gay en esa instancia, y convertirlos en parte de nuestra agenda? Lo que algunos llaman distinto, para muchos de nosotros es solo amor. Y queremos verlo en la tele, en el evento de mayor rating del año.
Y ahora, el BonetaGate. Concluyo, pensando un poco, que nadie tiene una mirada de género en el equipo de producción y contenidos de la Gala. Porque si hace años ya condenamos las miradas jotes asquerosas de Julio César a cada una de las mujeres en la Gala, alguien debió decirle a Francisca García Huidobro “amiga, viene el que te gusta, actúa normal”.
Como editora de tele entiendo la creación forzada de momentos televisivos, pero el acoso de la Fran a Diego Boneta me dio vergüenza ajena. No fue divertido. Incomodó a un hombre por ser mino y trató de forzarlo a que le diera un beso. Es decir: se convirtió en una versión peor de Julio César. No la conozco, pero quiero decirle. Amiga, no. No. No es divertido. No es humor ni es provocación.
No es feminismo ni reivindicación de género: es violencia del patriarcado ejercida por una mujer. Es Primer Plano diciéndole a la invitada “habla, porque te pagamos”. Lamento que no tengas a alguien en el switch, en la muela, en contenidos, que te explique que #MeToo funciona como respeto hacia todos. Brunetti, Diego Boneta…momentos donde me duele la guata, porque veo en pantalla a una mujer potente haciendo justo lo que le condenamos hace menos de una semana al alcalde de Puerto Varas.
Si hay alguien en contenidos de la Gala, y busca crear momentos de tele, que mire el calendario que dice 2019 y reivindique a las minorías. Le piden a Anita Tijoux que cante gratis, permiten que pase esto, en vez de entregarnos la oportunidad de hablar como país de otras cosas. Estoy enojada con la Gala. Especialmente, con quienes deben crear momentos memorables. Se cumplen sesenta años de Festival.
¿Por qué no tener a personajes emblemáticos desfilando? ¿Vodanovic? ¿Un ex director? Traten con más amor a nuestra fiesta anual. Si vamos a ir todos virtualmente a la Gala, muéstrennos Chile: muestren inmigrantes, muestren a alguien que llegue con la bandera de la causa mapuche, lleven a Pamela Díaz, la amiga rebelde de todos, que se viste mal y la aplaudimos porque la amamos.
Y POR FAVOR: no permitan que la Fran sea una versión de Julio César con vestido. Ya me dio hasta lata verla en “Sigamos De Largo”.