Si el objetivo es mantener una relación de pareja saludable, hay algunas conductas y actitudes que conviene eliminar.
Descúbrelas a continuación para que las identifiques a tiempo.
1-Intentos de control
Muchas personas al comienzo de una relación sienten miedo al rechazo o a que las dejen. Con la masificación del ghosting y las relaciones líquidas, son miedos bastante comprensibles.
Muchas conductas con las que se intenta controlar a la otra persona, están motivadas por dichos miedos.
Hay intentos de control manifiestos y evidentes, así como los que son encubiertos y que resultan más complejos de identificar. El control manifiesto incluye conductas como criticar, culpar, enjuiciar, exigir y/o ridiculizar.
El control encubierto puede incluir la manipulación, las mentiras o el distanciamiento.
La gran mayoría de las veces, el comportamiento controlador genera resentimiento y distancia emocional, provocando el mismo rechazo que se pretende evitar.
2-Síndrome del freno de mano
No te preocupes, no existe un síndrome con ese nombre (lo que nos faltaba). Simplemente, se trata de una variedad de conductas en el contexto de las relaciones, asociadas a no entregarse, dejarse llevar, avanzar o ser uno mismo.
Hay veces en que se deja puesto el freno de mano, para no repetir experiencias difíciles del pasado. Otras veces la motivación va más en la línea de no “perderse” en el otro o en la relación.
Hay veces que al percibir que su pareja quiere controlar, se responde con resistencia, freno y retirada. Cuando una pareja controla y la otra se resiste, hay un intento de tener control sobre no ser controlado y así, relación se inmoviliza.
3-Mostrarse demandante
Muchas personas inician una relación creyendo que trabajo de su pareja es llenar sus carencias, eliminar su soledad y hacer que se sientan bien consigo mismas, cuando no se ha aprendido a asumir la responsabilidad de los propios sentimientos y necesidades. El trabajo de la pareja no es completarnos o hacer que la media naranja sea una naranja entera.
Si actuamos como si fuéramos incompletos sin nuestra pareja, entonces es probable que nos volvamos dependientes, necesitados y temerosos de estar solos, lo que probablemente no nos conduzca a una relación sana.
4-Esperar que las cosas sean fáciles
Cuando tienes una relación intima con otro ser humano que tiene distintos pensamientos, emociones, costumbres, estilo de comunicación, intereses, expectativas y preferencias, respecto a los roles, el sexo, el dinero, la religión, crianza, política, música, arte, comida, ocio, aseo & ornato, series de Netflix, uso correcto del tubo de la pasta de dientes, etc. (aunque existan factores en los que coincidan) ¿realmente debiese ser fácil?
Ante los conflictos propios del ser pareja, puede que pensemos que, si el otro fuese más compatible, si no fuera tan distinto a mí, entonces nuestra relación sería mucho más fácil. Lo cierto es que mientras tengamos como pareja a una persona que no sea nuestra réplica exacta, siempre existirán los conflictos y las diferencias.
Por eso las relaciones no son fáciles y con el amor no basta. Se requiere de inteligencia emocional, negociación, compromiso y mucha, pero mucha aceptación.
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5-La falta de límites saludables
Si bien las relaciones de pareja son formadas por dos personas, ellas siguen siendo individuos.
Por lo tanto, es fundamental que exista la capacidad de establecer límites de forma asertiva y no permitir que se transgreda nada que pueda amenazar nuestra salud y bienestar.
6-La paja en el ojo ajeno
Muchas personas ponen toda su atención en identificar que está haciendo su pareja, que está causando problemas en la relación, pero desconocen por completo su propia contribución.
Luego de identificar “la paja en el ojo ajeno” (y no la viga en el propio) intentan hacer de 1000 maneras que su pareja cambie. Sin embargo, la pareja no es un proyecto a arreglar, controlar o cambiar. Por último, lo único que podemos controlar de manera confiable en esta vida son nuestras propias acciones.