“La Casa de Papel” no fue el primero ni será el último producto de ficción que nos hace respetar, amar y admirar a inescrupulosos estafadores. La magia de un buen guión, personajes bien construidos e interpretaciones magistrales nos lleva de la mano a desafiar la lógica y tomar partido por los malos, que no son tan malos, o quizá un poco, o qué importa.
La Gran Estafa (Ocean’s Eleven, Ocean’s Twelve y Ocean’s Thirteen)
La famosa trilogía Ocean tiene escenarios y guapetones/as para todos los gustos. Es la franquicia ícono de los ladrones grandilocuentes y la amamos porque cada robo es un espectáculo de buena foto, buenos diálogos y buen humor. Mucho ojo con Ocean’s 8, la cuarta entrega es puro poder femenino, con Sandra Bullock liderando un reparto de infarto. Sólo el trailer es para levantarse y aplaudir.
Leverage
Esta serie pasó calladita hace varios años en canal Space y si bien fue decayendo en calidad, la primera temporada es muy buena y no suficientemente vitoreada, así que aquí vengo yo a hacer justicia. Un grupo de estafadores deciden juntar buen karma y robarle a malas personas para beneficiar a otros. ¿Cómo no amarlos? Grupo variopinto de robinhoods modernos que te hacen reír y llorar.
White Collar
Véanla porque Matt Bomer. Listo. ¿Algo más? Bueno, se trata de un famoso estafador que ofrece ayudar a la división del FBI que investiga crímenes de “de cuello y corbata” a cambio de que no lo encierren en la cárcel. No es un argumento muy original pero, de nuevo, sale Matt Bomer de traje impecable y ya valió la pena los 45 minutos. Es otra de esas series que partió mejor de lo que terminó pero que merece unos cuantos capítulos de relajo.
Nada es lo que parece (Now you see me)
En el 2013 un grupo de ilusionistas roba un banco en París y lo hacen pasar como parte de un espectáculo masivo. Ahí queda uno marcando ocupado igual que los policías, quienes no entienden cómo hicieron la magia y dónde quedaron los billetes. Esa es la gracia, pues, porque a ratos te dan ganas de que no te cuenten nunca el truco. Fue éxito de taquilla, no tanto de crítica, pero es buena opción si privilegias los efectos visuales antes de un guión bien armado.
Atrápame si puedes (Catch me if you can)
Todos sabemos que Leonardo Di Caprio hizo algún pacto con el diablo y por eso envejeció a goteo, cuestión que le permitió participar en una película donde él mismo hace de adolescente con uniforme de colegio a sus 28 años y pasó piola. Tremendo. Encarna a Frank Abignale Jr., un pendex que en la vida real fue tan seco en la falsificación de cheques que terminó trabajando para el FBI con tal de atrapar a otros como él. Se hace pasar por piloto, médico y abogado, y las mentiras le duran varios años entre intentos de casorio y fiestas con piscina. Muy entretenida y, obvio, te encariñas con el personaje y le perdonas todas sus tonteras de edad del pavo.