¿Hay alguna conversación con tu pareja que has estado postergando? ¿Hay algún tema específico del que necesites hablar, pero no lo haces? Tal vez, puede que ya lo hayas intentado y no resultó como esperabas. O tal vez temes que hablar solo empeore las cosas.
Cualquiera que sea la razón, puede que te sientes atascad@ y te gustaría liberar esa energía para propósitos más útiles. Estas son 4 sugerencias para lograrlo:
1-Un viaje de mil millas comienza con el primer paso (LaoTsé)
Una de las razones más comunes que escucho entre mis pacientes en terapia para no tener conversaciones difíciles, es que no saben cómo empezar.
Es decir, una de las dificultades más frecuentes es no saber como “poner el tema sobre la mesa”. Aquí hay algunas sugerencias para dar ese primer paso, que en la mayoría de los casos y dependiendo de cómo lo hagamos, será determinante para el resultado de la conversación.
Me gustaría conversar de algo contigo que creo que nos ayudará a estar mejor juntos.
Creo que tenemos ideas diferentes sobre _____________.
Cuando tengas algo de tiempo, me gustaría hablar de eso.
Me gustaría saber qué piensas sobre ____________. ¿Tienes un minuto?
Necesito tu ayuda con lo que acaba de pasar (o – necesito tu ayuda con __________). ¿Podemos hablar?
Me gustaría ver si podemos llegar a un mejor entendimiento sobre ___________.
Todas estas frases ayudan a crear un ambiente de respeto y propósito compartido. Al tenerlas (y usarlas) como referencia, aumentarás la probabilidad de tener una conversación constructiva. Por otro lado, si comienzas de manera agresiva y/o criticando a tu pareja, tienes casi garantizado que ocurra todo lo contrario.
2-Práctica, práctica y práctica
El arte de la conversación es como cualquier arte; con la práctica continua, adquieres habilidad y se hace cada vez más fácil.
Practica la conversación antes de tener la real, ya sea mentalmente o con una amiga o amigo. Prueba diferentes escenarios y visualízate, manejando cada uno de la mejor manera posible y teniendo en mente el resultado que esperas.
3-La importancia del qué y del cómo
Un resultado exitoso dependerá de dos cosas: de tu actitud y de lo que dices.
Si tu actitud (el cómo) es solidaria, curiosa, respetuosa y empática, influirá de manera positiva en lo que digas.
4-Conoce y vuelve a tu propósito en los momentos difíciles
Cuando prefieras evitar una conversación difícil, recuerda por qué sería útil tener dicha conversación. Si te encuentras con dificultades en el camino, recuerda qué es lo realmente importante para ti; el tipo de pareja que quieres ser y el tipo de relación que deseas construir.
Muchas veces puede ser más fácil evitar los conflictos o las situaciones que nos generan miedo, ansiedad o tristeza.
Sin embargo, en la mayoría de los casos, ese camino nos aleja del tipo de vida que queremos vivir y del tipo de relaciones que nos gustaría tener. Como dice el dicho, eso es “pan para hoy y hambre para mañana”.
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