El amor ya no es como antes. O al menos así dicen nuestros abuelos cuando nos escuchan hablar de los términos que ocupamos ahora en cuánto a relaciones se refiere. Para qué hablar de las nuevas formas que hemos encontrado para enamorarnos, como aplicaciones de citas o páginas especializadas.
Pues, así como se ha innovado en las maneras de encontrar a nuestra media naranja, también han aparecido otros modos para rompernos el corazón. Un ejemplo de esto son los «casi algo» o las relaciones «sin etiquetas», que parecen ser una pandemia en el mundo moderno del amor.
Los «casi algo» se definen como amores que nunca llegan a concretarse, que parecían que sí, pero al final no. Y si has estado en una situación así, sabrás perfectamente que, a veces, duelen incluso más que una relación con nombre. Pero, ¿por qué pasa esto?
Justamente, una de las aplicaciones de citas más exitosas del momento, Bumble, junto a una sexóloga y experta en relaciones, Valeria DeBotas, se decidieron a responder este curioso fenómeno.
Las fases de los «casi algo»
Para entenderlo, es importante saber que durante este tipo de relaciones, existen 6 fases que podrían explicarnos por qué terminamos con el corazón tan roto. La primera de ellas es la «fase de interés», donde todo es lindo y hay distintas demostraciones de afecto, tanto en el mundo digital como en el real.
La segunda es la «fase de transparencia». Aquí, es cuando no podemos dejar de hablarnos todos los días con ese alguien especial y «desnudamos» cosas que quizá nunca le hemos dicho a nadie antes. Por consecuencia, después viene la fase de ilusión, donde pensamos que existe una conexión con nuestro «casi algo».
Después de esto, las cosas comienzan a complicarse con la «fase de fluir». Justo cuando pensabas que las cosas iban bien y le preguntas qué son, viene el otro a decirte que no está preparado aún y que vean hacia dónde llega todo el asunto. En este punto comienza a ser cada vez más distante y frío.
Luego viene la «fase de estrés emocional». «¿Por qué no me quiere?», «qué hay de malo en mi?», «si yo valiera la pena, se esforzaría en estar conmigo», son algunos de los diálogos internos que se nos vienen a la cabeza en este etapa tóxica.
Y, finalmente, llega la «fase de intermitencia». El que creíamos que era nuestra media naranja, ahora solo aparece cada cierto tiempo y vuelve a desaparecer como si nada hubiera ocurrido. Y ahí estamos nosotras, llorando desconsoladamente con nuestras amigas diciéndonos -con justa razón- «date cuenta».
¿Cómo superar a los «casi algo»?
«No es tan simple como decir que la culpa es de quien se ilusionó o aludir al tan de moda ‘apego ansioso’. Lo cierto es que un vínculo intermitente puede ser un inductor de gran estrés emocional», explica Valeria DeBotas.
«Y no hay que olvidar que la contraparte tiene una cuota muy grande de irresponsabilidad afectiva e inmadurez emocional», agrega la sexóloga.
Según la experta, este tipo de relaciones intermitentes generan distorsiones cognitivas que nos llevan a concentrarnos solo en lo negativo. De esta forma, comenzamos a crear conjeturas y a reafirmar inseguridades y creencias. Sin embargo, decidimos quedarnos para demostrar que somos especiales, esperando a que nos elijan.
«En lugar de concentrarte en lo que podría haber sido, invierte ese tiempo y energía en ti para descubrir lo que realmente quieres de una relación. Esto te permitirá identificar lo que es aceptable y los no negociables de una potencial pareja», concluye DeBotas.
Así que ya lo sabes. En lugar de quedarte ahí esperando a que ese «casi algo» te quiera para «casi todo», ¡sal y diviértete por ti misma! Puedes buscar un nuevo hobby, ir a un lugar al que nunca habías ido o irte de fiesta con amigas. Y como Bad Bunny, diles «antes yo te quería, pero ya no» a todos esos amores a medias.