Imagínate a tu pareja en un escenario que te guste. Saliendo a comer, caminando por el parque, o cualquier otra cosa que se te ocurra. Lindo, ¿no? Ahora imagínatelo/a sonriendo. ¡Mejor aún! Ahora, imagínate que la persona que lo acompaña no eres tú. Es otra/o. De hecho, no es solo una persona, son dos. Dos personas atractivas que parecieran que están entreteniendo tremendamente a tu «significant other» en una cita. Pero eso no es todo: tú sigues estando en esta relación. Solo que, ahora, no existe la monogamia.
¡No puedo! Por favor sáquenme esta imagen de la cabeza. Tengo que hacer unas llamadas… ¿Aló? ¿Amor? ¿Aún soy la única de tu vida, cierto?
Si la simple idea de que en tu vínculo se vean involucradas terceras personas te hace retorcer de disgusto, quizás eres alguien monógamo, o monoamoroso. Ya sabes, ese tipo de gente que, en una relación, se vinculan única y exclusivamente con un solo personaje de este mundo, y no buscan explorar otras opciones más allá de su pareja.
¡Esto es lo común! Lo que todo el mundo practica. De hecho, te podría parecer extraño si llegases a conocer algún dúo amoroso que sobrepase los límites que el acoplarse a «la media naranja» tiene para ofrecer.
¿Por qué se da este fenómeno? ¿Por qué sentimos que nuestra pareja debe ser solo para nuestro goce individual? En cierta manera, ¿por qué pensamos que el compromiso requiere exclusividad? ¿Por qué vivimos las relaciones como una experiencia en donde existe un tipo de «propiedad» implícita?
La razón podría sorprenderte.
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Un viaje al pasado: la verdadera razón por la que los chilenos prefieren la monogamia
¿Sabías que, naturalmente, podría decirse que no somos monógamos?
Si bien existen psicólogos que se encuentran en desacuerdo con esta postura, existen un montón de pruebas que podrían sugerir que, biológicamente, estamos destinados a tener más de una sola pareja.
Un caso sencillo que da cuenta de esto es que somos una de las únicas especies que practica la monogamia (además de los pingüinos, claro).
¿Pero de dónde surgió este nuevo estilo de vida que dice que las relaciones son solamente entre dos?
En realidad, viene de nuestro pasado. Distintos estudios publicados por científicos dedicados a estudiar la psicología evolutiva, han concordado que la monogamia nació como un mecanismo de protección.
Así como lo leíste. En siglos pasados, las especies que no pudiesen cuidar solos sus crías buscaban una pareja para que los ayude. Una conducta que los humanos (en épocas de supervivencia), comenzaron a replicar.
Todo se consolidó aún más al llegar la agricultura y el sedentarismo. Cada hombre comenzó a tener la oportunidad de tener sus propiedades, y, por lo mismo (y a modo de asegurar que sus hijos fueran de él en épocas donde los retoños abundaban), comenzaron a optar por dedicarse a una sola persona y a vivir la vida en parejas exclusivas. Podría decirse que se «adueñaron» de otras cosas más allá de su territorio.
Debido a que es algo que no debería darse naturalmente, algunas personas tienden a apreciar más la práctica de la monogamia en sus relaciones. Florencia, quien lleva cuatro años con su pareja, es un ejemplo de esto.
«Me gusta porque es comprometerse al 100% con una persona. Dar todo de ti y que den todo de ellos», señala ella. «Puede ser una forma egoísta de querer, pero también lo encuentro bonito porque hay un compromiso de por medio. Esa persona por si sola te completa, así que no está la necesidad de que haya alguien más», agrega.