A todos nos ha pasado. Nuestra pareja hace algo que nos afecta, lo comentamos, discutimos al respecto, y se buscan las soluciones respectivas a la situación.
Lo que pocos saben es que no solo hay importancia en el por qué peleamos ni cuándo decidimos hacerlo. Tampoco lo es la solución que se da cuando la situación termina.
Y es que hay un factor clave que tendemos a ignorar y que es el predictor principal de por qué las relaciones llegan a su fin: la forma en la que nos expresamos en el momento de la discusión.
La crítica, el desprecio, la actitud defensiva y la actitud evasiva son los cuatro jinetes del apocalipsis en una pareja. Es decir, las cuatro cosas que debemos evitar al momento de haber tensión con nuestro amante. De no ser así, existe un 90% de posibilidad de que el vínculo termine.
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La discusión en la pareja: cuáles son los cuatros jinetes del apocalipsis que debemos evitar si queremos una relación sana
Las peleas no son algo que se puedan evitar al 100%. De ser así, estaríamos en un extremo que no determina la calidad de una relación en lo absoluto.
Ya mencionamos que una de las cosas más importantes es, entonces, la forma en que se desarrolla una pelea en sí. ¿Qué es lo que debemos evitar para caer en un patrón que, finalmente, pueda indicar el final del lazo con nuestra pareja?
John Gottman es un psicólogo estadounidense reconocido por estudiar distintos vínculos afectivos y determinar la probabilidad de su fin hasta en un 90%. Para las parejas románticas, descubrió las cuatro cosas que más se repiten en aquellos que terminan con un final destructivo, a los que llamó «los cuatro jinetes del apocalipsis«. Y es que estos factores no solo son dañinos en el corto plazo, es decir, durante la discusión misma. Con el tiempo, influyen en el desapego, agotamiento, falta de confianza y más. Aspectos clave para sostener una conexión saludable con tu amante.
1. La crítica
Es el ataque a la personalidad o carácter a tu pareja. Generalmente tiene la intención de hacer que una persona quede como quien tiene la razón, y la otra, completamente equivocada. Esto último también se conoce como el Juego de la Suma Cero. Una dinámica en la que la victoria de una persona equivale a la pérdida total de la otra.
Este jinete se basa en las generalizaciones: «Tú siempre…», «Tú nunca…», «Eres el tipo de persona que…», «¿Por qué eres tan…?».
Sin embargo, no debemos confundirnos. Una crítica no es el equivalente a una queja. Un reclamo expresa un estado de enojo, frustración o tristeza específico. En cambio, la crítica trae consigo un ataque personal o una acusación globalizada que por lo general trae culpabilizar, alejándose de la situación específica. Por ejemplo: «Tú nunca me apoyas».
2. El desprecio
Este jinete se presenta en la discusión en la pareja como un juego de poder. En él, se busca herir psicológicamente al otro a través de distintos mecanismos. Puede ser a través de insultos o apodos o el uso constante de humor, sarcasmo y burlas.
Incluso se puede manifestar visualmente, con el lenguaje corporal o el tono de voz. Como con el hecho de virar los ojos hacia atrás.
También se incluyen comentarios despectivos: «No entiendes que…», «¿Cuántas veces tengo que repetírtelo?», «Cuando te conviene pareces entender».
3. La actitud defensiva
Aquí, una de las personas se ve constantemente como la víctima. Así, pone al otro en una posición constante de ser quien ataca, haciendo que este también reaccione a la defensiva.
Esto se puede manifestar con hechos como crear excusas, las cuales no validan la preocupación de la pareja y la quita atención al problema en sí. O con las quejas cruzadas. Es decir, cuando se opaca la queja o crítica de tu amante con un reclamo propio. Esto termina ignorando por completo la esencia de la discusión, generalmente dando vuelta los roles.
Incluso se puede estar en desacuerdo, y luego usar la queja cruzada: «Eso no es cierto, tú eres quien…», «Yo hice eso porque tú hiciste esto».
4. La actitud evasiva
En la discusión en la pareja, la actitud evasiva se manifiesta como una persona evitando el conflicto. Alejándose de la pelea como una forma de «no discutir».
Este caso es complejo, porque por lo general, quien es evasivo lo ve como una forma de ser «neutral». En realidad, es una forma poco acertada de una actitud pasivo-agresiva.
La actitud evasiva, o el ser un «muro de piedra», trae actitudes como quedarse en silencio, cambiar el tema, irse físicamente del lugar de la discusión, hacer la ley del hielo, etc.
Todo esto no solo causa estrés fisiológico. También promueve un sentimiento de desaprobación, distancia, separación y desconexión.
Si los jinetes galopan, ¿cómo detengo el apocalipsis?
La psicóloga fundadora del podcast Psicología al Desnudo, Marina Mammoliti señala que cada uno de estos jinetes tienen su propio antídoto. En su capítulo «Las 4 alarmas de las rupturas amorosas», señala que: «Lo principal es empezar a identificar cuándo cada jinete se está acercando. Así, en ese preciso momento, podemos frenar y usar la herramienta del ‘me alejo por un ratito’. Negociado, como herramienta de emergencia».
El hablar desde uno, pensar con amor y compasión, ser responsable del rol propio que jugamos en la discusión y el autocuidado son las claves para mejorar la forma en que peleamos. Si aprendemos a implementar estos mecanismos en nuestra vida diaria, seremos capaces de mejorar nuestros roces.
Así, quién sabe: puedes ser la creadora de una relación bastante duradera. Siempre y cuando ambos estén dispuestos al mismo trabajo, obvio.