A todas nos ha pasado. Nos tocó el hombre que cree que anda de DJ. O tu pareja sin mucha experiencia está tocándote la pelvis hace media hora. No te da el corazón ni la cabeza para decirle lo pésimo que lo está haciendo, así que toca hacer lo que toda persona de bien haría: fingir. Sí amor, qué rico, ya casi. Ya casi. Ya casi… me pido un Uber.
Sin embargo, aunque creamos que es fácil fingir el orgasmo, hay distintas señales que nuestro cuerpo emite cuando realmente ocurre el momento que fácilmente nos pueden delatar a la hora de mentir. Porque ya conocen el dicho, el cuerpo expresa lo que sentimos. O, en este caso, no lo hace en lo absoluto.
¿Quieres saber estos delatores que tu pareja podría notar en tu próximo «clímax»? Entonces sigue leyendo, porque aquí no dejamos nada bajo las sábanas.
El fake-gasm: Cómo nos podría exponer ante nuestras parejas
La idea de fingir un orgasmo es algo que no se debería prolongar por tanto tiempo en nuestras relaciones sexo-afectivas. Especialmente considerando la importancia de la experiencia sexual en la creación de un vínculo significativo con el otro.
Sin embargo, a veces no da. A veces estamos cansadas, a veces no está funcionando, a veces la persona que tienes en la cama no logra lo mismo que ese amigo con baterías que guardas en el velador… Tocó: hay que fingir.
Pero llegar al clímax trae consigo un montón de sensaciones que, a través de la mentira, no podremos imitar. Y por lo mismo, estas podrían ser las razones por las que tu pareja te descubra. ¿Cuáles son? Te las enlistamos.
Falta de lubricación
Se acuerdan cuando Harry Styles dijo: «Sabe a frutillas en una tarde de verano, y suena como una canción?». Ya. No es ningún secreto que, a mayor excitación, más lubricación. Esto es un efecto natural del cuerpo femenino que, por mucho que se intente fingir, no se puede provocar. Por ende, si le dices a tu pareja que te estás viniendo, pero esta persona no siente (o escucha) lo mismo ahí abajo, ¡ups! Podrías haberte delatado al instante.
Las contracciones
Sí, aunque no lo creas, al momento de llegar al orgasmo, las mujeres tenemos una serie de contracciones internas que nuestra pareja puede sentir fácilmente. Es tan propio de este evento como lo es la aceleración del corazón o el cansancio inevitable que viene después.
Lamentablemente, no basta con tensar las piernas para fingir ese temblor tan característico del clímax. Y si quien se encuentra en tu cama se da cuenta de esto, te delataste una vez más.
Piel erizada… o no
Al momento de alcanzar el orgasmo, y de forma involuntaria, la piel es rápida en erizarse. Si finges haber llegado a un límite que no estuvo ni cerca de llegar, y tu pareja capta que esto no llega a ocurrir, podría comenzar a sospechar sobre si mentiste o no. ¿Amor, realmente te gusta cuando bajo Downtown?
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Descontrol total
Sábanas húmedas, piernas temblorosas, imposibilidad para hablar… Todo esto son señales que nuestro cuerpo expresa inconscientemente cuando llegamos al clímax, y aunque pensemos que podemos actuarlas, la realidad es que esto no es tanto así. No podemos decidir qué tanto se enrojecen nuestras mejillas o cuánto deben tensarse nuestros muslos. Si nuestra pareja capta esto, estás expuesta a que te pillen.
Ya saben, estos son los delatores al momento de la intimidad que podrían delatarte ante una persona si estás fingiendo un orgasmo. Y debido a que esta situación no es ideal para ninguno de los presentes en el acto, coordina con tu pareja sobre lo que podrían trabajar ambos para llegar al clímax. Ante todo, recuerda que esto no siempre debe ser el final de cada interacción sexual. Aprovecha el minuto para conocerse, disfrutar, y sobre todo, ¡relajarte!