La frecuencia sexual es la cantidad de veces que tienes encuentros sexuales a lo largo de tu rutina. Para muchos, un tema difícil de conversar en pareja sobre todo cuando nos sentimos presionados al intentar calificar dentro de lo «normal».
Pero, ¿qué sucede cuando hay una disminución de la frecuencia sexual? ¿Existen causas que inciden directamente en nuestro placer?
¿Por qué ocurre una disminución en la frecuencia sexual?
Para Odette Freundlich, Kinesióloga especialista en sexualidad y directora del Centro Miintimidad, esto es multifactorial, con razones físicas y emocionales. Esto puede incidir por la falta de comunicación, previas experiencias sexuales o conflictos con la pareja.
Dentro de los factores físicos que pueden ocurrir en la discrepancia en la frecuencia sexual se encuentran:
– Dolor en las relaciones sexuales, sea por una inflamación, irritación, infección, en el área vulvar, espasmo o contracción de los músculos del periné o de la vagina, causando Vaginismo, falta de lubricación entre muchas otras.
– Factores emocionales como: cansancio, depresión, estrés, problemas económicos, laborales, familiares, duelo, falta de educación sexual, experiencias traumáticas, etc.
– Medicamentosos: alcohol o drogas.
– Factores hormonales.
– Factores relacionales: Infidelidad, falta de comunicación, falta de tiempo, juego previo al coito insuficiente, conflictos de parejas, etc.
Por esto, es fundamental optar por una evaluación y diagnóstico, con el fin de entender las historias de vida, la dinámica sexual en pareja y tener un tratamiento adecuado.
¿La llegada de los niños afecta la frecuencia sexual?
Si bien esto no afecta a todos las parejas, si es probable que aquellos que tienen niños pequeños vean una baja en sus relaciones sexuales. Esto porque «entre las responsabilidades de crianza, la casa, la falta de privacidad, el trabajo y el poco tiempo libre, hace que las personas están más estresadas, más apáticas y exista menos disposición a tener encuentros sexuales», nos explica la profesional.
Esto también afecta a las relaciones estables, donde la rutina afecta la frecuencia sexual, ya que hay una «pérdida de novedad y monotonía sexual, lo cual no favorece en estimular el deseo sexual y erótico».
¿Qué hacer para aumentar la frecuencia sexual?
- La comunicación es muy importante, aprender a expresar los sentimientos y no evitarlos, ser más flexibles, no culpabilizar a nadie, ni presionar o amenazar.
- Tratar de empatizar y entender por qué no comparten el mismo deseo sexual. Así como también saber qué incentiva y motiva a tener encuentros sexuales y que inhibe el deseo.
- Llegar a acuerdos, negociaciones para que ambos miembros de la pareja encuentren un punto medio de satisfacción, armonía y acordar nuevas formas de vincularse sexualmente.
- Pedir ayuda a profesionales expertos en la materia, para hacer un diagnóstico integral individual, de la pareja y para proponer soluciones efectivas.
- Lo importante es mejorar la capacidad de escuchar, de comunicarse y tener empatía por su pareja.
- Recordar experiencias pasadas que ambos hayan disfrutado, centrarse en lo que ya ha funcionado antes e intentar repetirlo.
- Mejorar los vínculos afectivos y no tan solo sexuales.
- Pasar más tiempo en pareja, volver a conectarse en todos los ámbitos de la vida.
- Fijar citas o encuentros románticos y eróticos.
- Ampliar el repertorio sexual, animarse a abrir la mente y explorar nuevas formas de erotismo, con consentimiento de ambos miembros de la pareja.
- Explorar el cuerpo y los sentidos, jugar con texturas, olores, sabores, sonidos, etc.
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