Es muy frecuente que cuando estamos en pareja, tendamos a perder un poco nuestra capacidad de dependencia. Puede ser por la intensidad de la relación o por traumas personales que nos lleven a tener esta conducta. Pero la diferencia entre una persona independiente y una dependiente emocionalmente es notoria.
Cuando constantemente sentimos que estamos complaciendo los deseos o necesidades de otras personas, aún cuando no hemos alcanzado las nuestras, puede ser un síntoma de dependencia.
Según el sitio de psicología, Psicoactiva, la dependencia emocional es «un patrón de necesidades emocionales insatisfechas desde la niñez«. Carencia que ahora de mayores, buscamos satisfacer mediante relaciones interpersonales estrechas.
¿Por qué somos dependientes?
Según el sitio de psicología, una de las interpretaciones más revisadas de este tipo de personas, señala una carencia afectiva primaria. Además de, una falta de valoración y aprecio por parte de los adultos significativos.
Emocionalmente la persona aprende a mantenerse esperando de forma permanente el afecto que le fue negado. Por esto, los dependientes emocionales, se comportan agradando a sus cercanos para recibir una muestra de cariño.
Esta necesidad de cariño se articula en la primera infancia. Etapa donde los padres hacen sentir a sus hijos pequeños como importantes y objetos de su afecto. En el caso de que esta necesidad no se vea cubierta, el niño crecerá con una privación que se reflejara en sus relaciones futuras.
¿Cómo saber si soy dependiente emocional?
Algunas de las características comunes de las personas con dependencia emocional son:
- Baja autoestima
- Inseguridad
- Presencia de miedos irracionales
- Sentimiento de vacío que se trata de compensar con relaciones interpersonales
- Desconfianza
- Dificultad para abstraerse del ámbito de pareja
- Miedo a la soledad
- Renuncia a las necesidades propias
- Sumisión ante otros
- Necesidad de deseabilidad social o de agradar/complacer a la gente
Las personas dependientes tienden a estar en relaciones difíciles, algunas características de estas son:
- Endogamia o relaciones cerradas donde hay poco espacio para la individualidad
- Aislamiento
- Dificultad para resolver conflictos y comunicación ambigua
- Control y celos excesivos que atenta con la intimidad
- Se suele fomentar el sacrificio como manera de «querer» al otro
Si ves que algunas de estas características, tuyas o de la relación, se cumplen en tu caso, quizás podrías consultar con especialistas que te ayudarán a restablecer el vínculo con tu autonomía e individuación.