«Odio como me hablas y tu forma de conducir. Odio tu corte de cabello y lo que llegué a sentir. Odio tus espantosas botas y que me conozcas bien. Te odio hasta vomitar, odio que sepas pensar (…) Pero más odio que no te pueda odiar, aunque estés tan loco. Ni siquiera un poco, lo he de intentar».
Ese es el poema que Kat Stratford (Julia Stiles) le escribió a Patrick Verona (Heath Ledger) en la famosa película «10 cosas que odio de ti». Si has visto la película, sabrás que Kat no mentía cuando decía que en verdad no lo odiaba ni un poquito.
Y es que, ¿quién no disfruta de un buen «enemies to lovers» (de enemigos a amantes, en español)? Está más que demostrado que la cultura pop ama ponernos este tipo de historias, ya sea en películas, canciones o libros. Y este tipo de atracción sexual obviamente también ocurre en la vida real. Muy probablemente, si estás leyendo esto, es porque tú también has sentido un «no sé qué» con alguien que detestas.
Pero, ¿cómo es esto siquiera posible? ¿es verdad que de el odio al amor hay un solo paso entonces? Pues bueno, en FMDOS te contamos que algunos expertos han salido a explicar el tema y es un poco más complejo de lo que crees.
La extraña atracción sexual hacia alguien que odias
Sentir atracción hacia alguien que nos cae mal al parecer es mucho más común de lo que se cree. De hecho, en un estudio realizado para su libro «Tell me what you want» por el psicólogo social, Justin J. Lehmiller, se descubrió que un 31% de las 4.175 personas encuestadas aseguró haber tenido fantasías sexuales con alguien que les desagrada al menos una vez. Un 3% de ellos dijo tener esos pensamientos de manera recurrente.
De acuerdo con Marta Ridaura, psicóloga especializada en familia , pareja y trauma, este extraño fenómeno podría ser explicado por nuestras hormonas. «Tenemos que plantearnos que la atracción física o el sentido del humor de alguien pueden resultarnos atractivos, a pesar de que emocionalmente la persona no nos caiga bien. Esto se debe a que la dopamina, la adrenalina y la serotonina que segregamos cuando alguien nos atrae físicamente se mantienen, aunque nos caiga mal”, explicó para El País.
Sumado a esto, Juan Muñoz, autor de Discutir es sano (si sabes cómo), añade que chocar con alguien no necesariamente tiene consecuencias malas. «Aprender a discutir significa aprender a mostrarse al mundo de forma genuina y construir relaciones desde ahí. Así, aprender a discutir es un acto de amor propio y de cariño a la otra persona: quiero decirte lo que opino y también quiero saber de ti, quiero verte al completo. ¿Hay algo que pueda acercarnos más que esto?”, apunta Muñoz.
Es decir, discutir -cosa que solemos hacer cuando una persona nos cae mal -, paradójicamente podría acercarnos más que alejarnos. Y quién sabe, también podría generar tensión sexual. Justo como en esa escena en la secuela del «Diario de una Princesa», cuando Nicholas (Chris Pine) y Mia (Anne Hathaway) se comienzan a pelear y terminan casi besándose y cayendo a la pileta.
Los cuidados que hay que tener si sientes atracción hacia alguien que odias
Aunque este tipo de situaciones sean comunes, debemos tener cuidado. “En este tipo de historias, al comienzo ambos miembros de la relación se odian, por lo que parten de una dinámica tóxica y de poder, pero la forma en que se nos muestra hace que se retrate como un ideal que todos queremos alcanzar y que forma parte del juego de la seducción”, señaló Marta Ridaura.
Además, si eres de los que piensan en que desquitarte en la cama es una buena opción, te contamos que tal vez deberías tomarte las cosas con más calma. Este fenómeno es apodado «hate sex», es decir, un tipo de relación sexual entre dos personas que se atraen pero, a la vez, se desagradan.
Sin embargo, aunque pueda parecerte apasionado, la psicóloga Ridaura Alfayate explicó también para El País que puede ser un signo de autosabotaje “Me gustaría que lo pudiéramos abordar desde dos puntos de vista; por un lado, el del control y el poder que se perciben en esas situaciones, en las que lo excitante es la idea del dolor o del control que se obtiene de la relación», apuntó.
«Y por otro, cuando tenemos una percepción negativa de nosotros mismos, en muchas ocasiones accedemos a relaciones por la necesidad de sentirnos valorados externamente, porque no podemos reconocer nuestro propio valor y necesitamos que lo hagan otros, aunque esos otros no nos atraigan o no nos hagan sentir respetados. Por ello, es fundamental poder plantearse acudir a terapia cuando nuestra relación con nosotros mismos se centra en el autocastigo o la crítica interna elevada”, concluyó la profesional.