Hugo Bustamante, asesino de Ámbar Cornejo, confesó dos crímenes ocurridos en 1996. Su revelación se produjo tras una serie de entrevistas con la periodista Ivonne Toro Agurto, quien está escribiendo el libro «La niña Ámbar».
Según lo publicado por la comunicadora en el medio Ciper, Bustamante reveló los nombres de las víctimas en una carta. Al verificar la información, Toro descubrió que Elena Hinojosa y su hijo Eduardo Páez desaparecieron en 1996.
Bustamante y Páez se conocieron en la cárcel y, una vez en libertad, continuaron en contacto hasta que ambos desaparecieron, según la investigación que se abrió tras la denuncia de una presunta desgracia por parte de sus familiares. Sin embargo, la causa fue archivada tiempo después.
Ahora, a más de 28 años de los hechos, la Policía de Investigaciones (PDI) se trasladó a Covadonga 641, donde se encuentra la casa de Hugo, con el objetivo de buscar los restos de las víctimas. Esto ocurrió después de que Bustamante confesara a un oficial de Gendarmería en la cárcel de Rancagua su participación en los crímenes y le proporcionara la ubicación exacta de los cuerpos.
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