La nieta de María Ercira Contreras, Carla Hernández, reflexionó en sus redes sociales sobre todo lo ocurrido con el caso de su abuela.
La adulta mayor lleva desaparecida por más de cuatro meses en Limache, siendo la última vez vista en los estacionamientos del restaurante Fundo Las Tórtolas.
Uno de los aspectos más llamativos de este caso es que no se ha encontrado ni siquiera una pista sobre el paradero de la mujer de 86 años.
Carla Hernández recuerda el día que se perdió su abuela
A través de su cuenta oficial de Facebook, Carla Hernández compartió un profundo mensaje a más de cuatro meses de la desaparición de su abuela.
“Vas a un restaurante recomendado para comer buenos platos, buena ubicación, seguridad, etc. Te sientes en un ambiente relajado y feliz para celebrar el Día de la Madre, todo parece excelente. Sirven la entrada y los jugos, sin embargo, tardan en traer el almuerzo. Momento perfecto para ir al baño que además está al lado, no ves nada extraño, alrededor gente celebrando a las mamás, niños y muchos papás jugando en las afueras de la casona restaurante, otras personas paseando por los jardines del lugar, todo parece perfecto. De pronto tu abuela decide levantarse e ir al baño siguiendo a dos mujeres de la familia que también lo hacían”, comenzó recordando.
Luego, Carla agregó: “Nadie se alertó ya que ella es autovalente, decidimos dejar la puerta que daba al pasillo del baño abierta para facilitar el tránsito y no advertimos peligro alguno. Regresan las mujeres de la familia a la mesa y nos damos cuenta que mi abuela aún no lo hace. A pesar de que confiamos en que todo está bien, mi mamá se levanta a buscarla y se da cuenta que no está”.
“Bueno hasta ahí todos pensamos que podía estar en el salón de al lado quizás confundida, a cualquiera podría pasarle. De todas formas salimos todos en distintas direcciones a buscar, por todas partes”, continuó relatando.
Después, la nieta de María Ercira Contreras Mella añadió: “Sigue sin aparecer, se nos acelera el corazón. La contingencia nacional diaria me hace pensar que podría ser un secuestro. Mi abuela jamás habría pensado en alejarse ni menos dirigirse a un lugar peligroso. Seguimos buscando, pasan los minutos y decido llamar a Carabineros. Pensé en que estaba exagerando, que pronto aparecería pero no, no es así”.
Carla Hernández no puede creer que no existan pistas de su cuerpo
“Carabineros busca igual que nosotros y tampoco encuentra nada. No hay un solo rastro de mi abuela. Me acerco a la dueña del restaurante, le cuento que estoy buscando a mi abuela, que necesito ver las cámaras, que estamos desesperados porque no aparece. Ella me ignora, no es su problema en ese momento y debe seguir con la atención del restaurante”, expresó Carla Hernández.
En el mismo post, sumó: “Voy sola a las cámaras e intento ver si en alguna de las tomas de éstas se ve a mi abuela pero no logro ver nada. Siguen pasando los minutos y advierto una cara de preocupación en la mesera, por un momento pienso que era por mi abuela, pero no, ellos temían que no quisiéramos pagar la cuenta y nos entregaron el detalle de todo lo que nos correspondía pagar, no parecía justo porque habíamos alcanzado solo la entrada y el detalle mostraba el menú completo”.
“No era tiempo para discutir la cuenta así que enseguida pagamos una cuenta de casi 800 mil, éramos 14 personas, de todas formas nos pareció excesivo pero solo nos importaba enfocarnos en la búsqueda de mi abuela”, agregó con mucha rabia sobre todo lo sucedido.
También aseguró que: “De paso la dueña me advierte que nos recomienda que comamos porque la noche va a ser muy larga a plena luz del día cuando todavía teníamos esperanzas de encontrar a mi abuela”.
“Mi papá hace la denuncia de presunta desgracia en Carabineros del sector. Ante la infructuosa búsqueda nos dicen que no pueden hacer nada más. Continuamos buscando como familia pero necesitábamos refuerzos. Mi abuela no podría haberse esfumado en tan pocos minutos”, añadió con preocupación.
Nieta de María Ercira Contreras molesta con la administración del restaurante Fundo Las Tórtolas
“Se nos ocurrió llamar a bomberos, quienes llegaron a los pocos minutos. Trajeron tecnología para ayudarnos a buscar y ellos mismos recorrieron el sector, quebradas, intentaron revisar el canal y no se encontró absolutamente nada de mi abuela”, siguió relatando.
En medio de sus palabras, Carla Hernández aseguró estar en shock con la mala disposición de los dueños del Fundo Las Tórtolas.
“Recién a las 12 de la noche el restaurante nos dio acceso a las grabaciones de las cámaras y pudimos darnos cuenta que mi abuela pasa por el final del estacionamiento y desaparece tras un árbol. Luego por ese mismo lugar pasa la suegra de mi hermana a los 5 minutos. El único lugar por donde pudo haber salido corresponde a una cuesta de 150 metros que muy difícilmente la hubiese podido subir ya que es una cuesta empinada. Habría tardado varios minutos. ¿Entonces qué pasó?”, sumó con bastante intriga.
¿Qué pasó realmente con María Ercira Contreras?
“Ni ese día ni los próximos protegieron el sitio del suceso, el restaurante siguió funcionando como de costumbre, las pruebas que podían arrojar participación de terceros están desvanecidas porque no se hizo nada para tener la posibilidad de obtenerlas”, siguió contando.
Después, Carla habló sobre la participación de las autoridades: “Tanto la PDI como la fiscalía piensan que fue un accidente y todo se ha investigado en base a esa línea investigativa dejando de lado cualquier otra hipótesis”.
“Hoy sentimos que ni siquiera tenemos acceso a la información básica, no se nos comunican decisiones, no se nos explica absolutamente nada. La falta de empatía con nuestra familia es tremenda. El 12 de septiembre se decidió que toda la investigación sería secreta sin ni siquiera individualizar las actuaciones que serían secretas, cortándonos el derecho de poder revisar los informes y poder aportar con nuestra visión al procedimiento”, añadió la mujer.
Por último, Carla Hernández expresó: “No sabemos si mi abuela en este momento está secuestrada, quizás siendo víctima de tortura o tratos inhumanos. Debemos someternos a un sistema cruel que no le importan las víctimas. Aquí sufre una familia completa donde hay niños involucrados. ¿Y qué pasa si estamos en peligro? Francamente hoy siento que a nadie le importa”.
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