En 1989 ocurrió uno de los crímenes más horribles en Chile, su protagonista fue Gustavo Justo León, un hombre peruano que llegó al país perseguido por varios problemas con la justicia y el consumo de drogas.
El sujeto que tenía cerca de 30 años comenzó a dar luces de un comportamiento extraño, como por ejemplo, mantuvo una relación con una menor de 14.
El hombre era hijo de una mujer de buena situación económica, sin embargo, muchas veces se quedaba en hostales y huía sin pagar.
Esto lo llevó a vivir en distintas zonas del centro-norte de Chile, siendo Coquimbo, el lugar donde cometió un horrible crimen.
Todo ocurrió en el año 1989, pocos días antes de las Fiestas Patrias. Gustavo Justo León, llegó a un hostal de Coquimbo y se ganó la confianza de sus dueños, por lo que lo invitaron a la tradicional fiesta de la Pampilla.
Llegó la noche y sus anfitriones decidieron ir a su casa, pero el hombre de nacionalidad peruana se quedó en una de las fondas tomando trago y consumiendo, a escondidas, cocaína. Esto desencadenaría uno de los capítulos más oscuros.
El sujeto se acercó al auto de la familia Campusano Alquinta, quienes vendían comida en uno de los carros de la fiesta de la Pampilla.
Al interior del vehículo estaban los hijos de este matrimonio: una de ellas era Marité de tan solo ocho años, quien despertó cuando el hombre abrió la puerta.
Ahí en medio del árido lugar, Gustavo Justo León sacó a la pequeña y la llevó hasta un sitio solitario. Le dijo que era un policía. El hombre violó y estranguló a la menor hasta la muerte.
Tras el crimen, la búsqueda del victimario fue desenfrenada, siendo su captura inminente.
Gustavo Justo León fue encontrado en Cauquenes
El hombre asustado, recorrió varias regiones de Chile, siendo encontrado en Cauquenes y el 20 de octubre de 1989 fue enviado a prisión con la pena de presidio perpetuo.
Justo León, intentó acceder a la libertad condicional, pero siempre se le negó hasta 2017 cuando logró obtener el beneficio. El sujeto solo debía cumplir con firma semanal, pero solo lo hizo durante unas semanas, hasta que escapó. Y hasta la fecha sigue prófugo de la justicia.
Su testimonio en Mea Culpa
Este terrible crimen llegó hasta el programa Mea Culpa, donde en el año 1996, el hombre decidió romper el silencio con un insólito testimonio: negó haber asesinado a la menor.
“Eso de haberlo cometido no está dentro de mi consciencia. Ustedes quieren meterme las palabras, encasillarme en la violación y homicidio de la niña, pero yo estoy arrepentido de haber vivido como he vivido, nada más”, partió diciendo Gustavo Justo León.
“Yo no recuerdo, no estaba consciente durante la fiesta de la Pampilla. Cuando amanecí, al día siguiente, yo estaba como a dos metros de la niña muerta, pero había dos personas conmigo también, con quienes estuve tomando trago y consumiendo cocaína. Mi teoría es que ellos pusieron algo en mi copete”, indicó el hombre que generó el odio de la sociedad por su insólita declaración.
Aseguró que «cuando me dieron la condena no podía creerlo. Estar perpetuo significa mínimo 15 años en la cárcel. Yo dije ‘es mucho para lo que hice’. Estaba consciente de mis condoros, pero por lo que me están acusando, es mucho. Yo no he hecho nada», agregó.
Y eso no es todo, porque en el programa Mea Culpa le envió un mensaje a los padres de Marité: «A ellos les pido la misma paz que les deseo a mis hermanos. Que estén tranquilos, Dios nunca olvida y algunas cosas muy bonitas le van a suceder en la vida. Yo sé que la vida nunca les va a devolver a su hija, pero algo bueno les va a venir”.
Por otro lado, Carlos Pinto, le preguntó por su relación con una menor de 14 años y lanzó una inesperada afirmación: «Uno no es de fierro. No voy a decir que ella se me tiró en los brazos, pero se dieron las cosas. Le podrían preguntar a ella, nunca fue obligada», comentó.
La confesión original
En Mea Culpa se exhibió la versión que Gustavo Justo León entregó a la policía, apenas fue detenido.
“Desde el momento en que la saqué del auto hasta llegar arriba, al lugar donde pasó todo, yo no utilicé la violencia para nada, simplemente fueron palabras, eso la calmó”, reconoció.
“Una vez llegado ahí, le dije que se recostara en el piso, ella no quiso, entonces la apoyé de los hombros, la apoyé en el piso y ella se quedó pasmada. Ahí fue cuando le tapé la boca y ella se semi desmayó”, fue el impactante relato del hombre.
Finalmente, reconoció la agresión sexual y estrangulamiento: “No calculé la fuerza, mi intención fue violarla, pero no matarla”.
El relato de la madre de la pequeña niña
A 32 años del asesinato de la menor, su madre, Ana María Alquinta conversó con Diario El Día, donde comentó que a su parecer, el sujeto está en Perú.
«Lo ideal es que lo traigan de vuelta a Chile y a Huachalalume, porque aquí hizo lo que hizo. Él es un peligro para la sociedad y nunca va a dejar de serlo, quizás cuántas fechorías más ha hecho allá», expresó.