Por Carolina Reyes Cristi, psicóloga, Magíster en Psicología Educacional y Directora Colegio Monteluz.
Hace aproximadamente 10 años atrás, el Ministerio de Educación, estableció la necesidad y obligatoriedad de impartir formación en materia de educación sexual al interior de los establecimientos educacionales. Si bien, en ese entonces fue una muy buena iniciativa para abrir los espacios de conversación en los colegios, en la actualidad es insuficiente para abordar todas las necesidades y problemáticas que hoy en día se han manifestado en este ámbito.
Actualmente, el Gobierno de Gabriel Boric impulsó una iniciativa en educación sexual escolar pero esta vez, vinculada a una educación no sexista, a la promoción de la igualdad de género, a la prevención de la discriminación por orientación sexual y a la prevención del acoso y abuso sexual.
De este modo, se actualizaría así el programa de afectividad, sexualidad y género con temáticas atingentes a la sociedad actual que se han visibilizado y problematizado.
Este hecho, es un gran apoyo para el bienestar de nuestra población infanto-juvenil, ya que la sexualidad forma parte de nuestro desarrollo integral. Por lo que la educación en este ámbito, posee múltiples beneficios, tales como:
- Promover conductas, actitudes y creencias saludables en educación sexual
- Prevenir conductas dañinas y perjudiciales que atenten con el desarrollo psicológico y emocional.
- Acompañar en la tarea del crecimiento y desarrollo psicosexual, ayudando y orientando a entender
- Favorecer el desarrollo de la inteligencia emocional
- Promover el autoconocimiento y autoestima
- Favorecer una formación valórica
- Integrar las emociones con el componente sexual
- En el caso de los adolescentes, ayuda a disminuir las tasas de enfermedades de transmisión sexual, de embarazos, abortos, conductas promiscuas y posterga el comienzo de la vida sexual y de las conductas sexuales en general.
¿Cómo implementar una adecuada educación sexual en los colegios?
Lo primero y más importante es poder capacitar a toda la comunidad educativa sobre este tema. Cuando hablamos de educación sexual, inmediatamente se despiertan muchos temores, tabúes, prejuicios y aprehensiones. Para esto entonces, es vital como primer paso, poder orientar, asesorar y formar primero a la comunidad educativa, específicamente a los adultos a cargo, como el cuerpo docente, los padres, madres y apoderados.
Posteriormente, es vital poder adecuar los contenidos y las habilidades a desarrollar acorde a la etapa del desarrollo de los niños, niñas y jóvenes, ya que así podremos generar una formación significativa acorde a las necesidades e intereses de la etapa.
En este mismo diseño, contemplar las problemáticas actuales y atingentes de los mismos estudiantes, co-construyendo juntos el programa.
Es vital comprender que los principales agentes de socialización frente a estos temas, es la familia. Pero el colegio, viene a constituir un complemento fundamental en este ámbito. Sobre todo, para aquellas poblaciones más vulnerables y deprivadas.
Finalmente, es muy importante considerar que un programa de educación sexual, no consiste en la exclusiva entrega de información. Aunque es un pilar importante, sobre todo en la etapa de la adolescencia, lo más relevante es la formación de actitudes y habilidades al respecto, que fomenten el amor propio, el autoconocimiento, el autocuidado, el desarrollo del pensamiento crítico, reflexivo, habilidades de asertividad y una adecuada toma de decisiones.
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