Claramente nadie piensa como padre en malcriar conscientemente a sus hijos, pero a veces eso sucede por algunas acciones que tomamos. ¿Cómo saber si malcrías a tus hijos?, pues es algo que a veces no nos damos cuenta.
No solo puede suceder entre menores que crecen rodeados de privilegios económicos o de otro tipo, ya que le puede pasar a cualquier. Recordemos que los niños desarrollan una mentalidad consentida en gran parte por la educación que reciben de sus padres.
Por eso es importante educar bien a nuestros retoños, para que tengan herramientas para valerse en la vida y evitar que en un futuro genere problemas emocionales en ellos.
Eso sí, expertos aseguran que se puede educar a un niño que está comenzando a tener comportamientos malcriados. Solo hay que tener en cuenta ciertas señales.
Según Huffington Post, las señales a tener en cuenta para saber si malcrías a tus hijos son:
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Tus hijos no saben cuidar de sí mismos
Obviamente los niños no son autosuficientes en todo, pero la creadora del podcast de crianza Raising Good Human, Aliza Pressman, siente que «darles responsabilidades es una de las misiones más importantes de los padres».
Una forma poderosa para que los niños asuman responsabilidades es enseñarles a que se hagan cargo de sus tareas básicas de autocuidado.
Esto puede ser que aprendan a vestirse o colocarse algunas prendas cuando ya desarrollan sus habilidades motoras. Los niños ya en enseñanza básica deberían aprender a bañarse solos, pero siempre bajo supervisión de un adulto. A los 8 años, ya deberían lavarse los dientes solos, por ejemplo.
Eso sí, dentro de las edades, todo depende del desarrollo individual de cada pequeño.
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Que no tengan tareas domésticas
Además de cuidarse a sí mismos, los niños deben aprender a ayudar en casa.
Pressman explica que «tener tareas domésticas adecuadas para su edad no es un castigo, sino una forma de demostrarles que son miembros útiles de la familia”.
Si ellos no quieren colaborar, «no significa que no deban hacerlo».
Las tareas que les puedes asignar deben ser adecuadas para su edad, eso sí. Los pequeños pueden ayudar limpiando o recogiendo su plato después de comer.
Una forma para empezar puede ser darle a tus hijos al menos una tarea en beneficio a toda la familia. «Parte de la necesidad de poner tareas radica en la importancia de ayudar a los demás», explica la psicóloga Stephanie O’Leary.
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Niños que no saben perder
Pressman señala que un error de los padres es «hacer que sus hijos piensen que la vida siempre es justa».
Los niños deberían entender que no siempre van a ganar o recibir un premio cuando hagan las cosas bien. Es bueno acostumbrarlos a esta idea desde niños.
De acuerdo al Child Mind Institute (CMI) el «no aprender a tolerar el fracaso les vuelve vulnerables ante la ansiedad. En algún momento les llegará el fracaso, ya sea en el colegio, en la universidad o en la vida laboral, y si no han aprendido a tolerarlo, se vendrán abajo. Y lo que es más peligroso: puede hacer que se rindan o que prueben cosas que no deberían».
Lo importante es enseñarles específicamente. Se empático y predica con el ejemplo y enséñales a tolerar la frustración con el tiempo. No les digas que se olviden del fracaso, sino que dales un tiempo para reflexionar lo pasado y luego hablar de sus emociones. Explícales lo difícil que resulta perder, pero no les hagas olvidarse de esas emociones sin más.
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No soportar salirse con la suya
Si notas que tu hijo le cuesta aceptar un ‘no’ como respuesta, debes tener ojo. Tu trabajo como progenitor es reflexionar sobre tus límites y ceñirte a ellos.
Cuando los pequeños sobrepasen los límites, lo recomendables es no ceder.
«Puedes seguir siendo sensible, amable y cariñoso con tus hijos y, al mismo tiempo, enseñarles a ser flexibles y a no creer que son los dueños del mundo”, asegura Pressman.
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A menudos te planteas ser más estricto
Esto tiene que ver con los padres. Si piensas que rompes tus normas más de lo que deberías o debes dejarlas más claras, quizás debas hacer un cambio.
La idea no es volver a ser rígido a ‘la vieja escuela’, sino que la clase es tener el equilibrio entre ser amables y firmes al mismo tiempo.
Escucha a tu instinto: si sientes que malcrías a tus hijos, probablemente debas hacer un cambio en tu crianza. Siempre se puede aprender en esa área.
Finalmente Pressman expresa que uno puede ser estricto, «pero sin dejar de lado la compasión».