Pongámonos en esta situación: tu hij@ quiere comer un dulce o chocolate y le dices «si te portas bien, te compraré algo rico». ¿A quién le ha pasado algo similar?
Resulta que muchos padres premian o castigan a sus hijos a través de los alimentos, especialmente con esas comidas llenas de azúcar y colorantes, pero que todo niño quiere disfrutar. ¡Gran error! Muchas veces se transforma en una estrategia para disciplinar… pero no estamos ayudando en nada a los más pequeños de la casa.
¿Por qué? Si les damos la idea de que las golosinas son premios, estamos creando asociaciones poco saludables en torno a la comida. Ellos creerán que aquel plato de lentejas o de verduras es el «castigo» que debe aceptar (y por lo tanto, comer) para que le den el tan preciado premio: el chocolate, helado, dulce, etc.
Por eso desde que son muy pequeños hay que enseñarles la importancia de una dieta saludable, variada y equilibrada pero no como una recompensa, sino porque comer bien les evitará enfermedades y los hará crecer fuertes y sanos.
¿Cómo lograrlo? Busca alternativas divertidas y originales al preparar sus comidas… ¡y verás cómo cambiará su percepción! Acá te dejamos algunas ideas divertidas: